- Jordi ThosMirmidónVeterano del foro
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A la infancia
Mar Jun 09, 2020 7:57 pm
Viniste entre dulces sábanas,
a traerme el mejor de los regalos,
la ternura y el amor con que colmaste,
las manos de mi madre.
Aún adormecido, del despertar de la inconsciencia,
me sumiste en un nuevo sueño,
concediéndome el genial poder,
de soñar despierto.
La felicidad recorría mi ser,
de mi corazón, brotó el amor,
de mi joven espíritu, la libertad,
y en mi imaginación, se hizo la luz.
Con tus ojos,
todas las cosas eran bellas,
el amor, inocente, lo cubría todo,
como un manto de nieve.
Eterna gratitud debo al destino,
que te permitió venir a verme,
más tan feliz fui de tenerte,
que la luz del mundo, fue mi muerte.
Nunca hubo primer amor,
pues el primero fuiste tú,
me rompiste el corazón,
y así, se despertó.
Lejos del mundo sensible,
Languidecí en tu recuerdo,
soñando la realidad,
y viviendo en sueños.
No hay vida en el recuerdo, susurra una voz,
mas es simiente de la muerte,
y cuanto más tiempo se recuerda,
esa simiente, más crece.
A quienes no pudieron verte,
llevo en mi corazón,
con dolor de herida certera,
de quererte y no tenerte.
Rescindo en este acto mi contrato,
con el destino cuya suerte,
no distingue entre tus manos,
y las de la muerte.
* * * *
a traerme el mejor de los regalos,
la ternura y el amor con que colmaste,
las manos de mi madre.
Aún adormecido, del despertar de la inconsciencia,
me sumiste en un nuevo sueño,
concediéndome el genial poder,
de soñar despierto.
La felicidad recorría mi ser,
de mi corazón, brotó el amor,
de mi joven espíritu, la libertad,
y en mi imaginación, se hizo la luz.
Con tus ojos,
todas las cosas eran bellas,
el amor, inocente, lo cubría todo,
como un manto de nieve.
Eterna gratitud debo al destino,
que te permitió venir a verme,
más tan feliz fui de tenerte,
que la luz del mundo, fue mi muerte.
Nunca hubo primer amor,
pues el primero fuiste tú,
me rompiste el corazón,
y así, se despertó.
Lejos del mundo sensible,
Languidecí en tu recuerdo,
soñando la realidad,
y viviendo en sueños.
No hay vida en el recuerdo, susurra una voz,
mas es simiente de la muerte,
y cuanto más tiempo se recuerda,
esa simiente, más crece.
A quienes no pudieron verte,
llevo en mi corazón,
con dolor de herida certera,
de quererte y no tenerte.
Rescindo en este acto mi contrato,
con el destino cuya suerte,
no distingue entre tus manos,
y las de la muerte.
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