Apuntes de domingo.

Apuntes de domingo…

Hace tanto frío que se descuelga la luz y cae,
el vaho recorre nuestras bocas
como besándonos en vano,
dejándonos en una tristeza dulce, melancólica.
Salgo de una exposición que me ha gustado
y apuro mi café -en este bar- y me caliento.
Y escribo tu nombre en el cristal
donde el frío se ha vuelto pizarra,
escribo tu nombre mientras lo pronuncio
en las terrazas de este invierno
donde la luz desaparece y se nos vuelve sombra.
Ese gesto improvisado por mis dedos,
no codificado de mi cerebro,
en ese acto –involuntario-de pensarte
veo –claramente- que ya estás dentro,
a la misma altura de mi corazón.
Y me doy cuenta enseguida
que la ternura se me pone en los labios
asoma por mis dedos,
y es mi corazón el que escribe tu nombre,
mi amor el que lo pronuncia.

"Y escribo tu nombre en el cristal
donde el frío se ha vuelto pizarra"

Esa una imagen recurrente que todos hemos tenido en alguna ocasión, y que seguramente también la hemos llevado a la práctica, pero tú, en estos versos, la has expresado maravillosamente. El frío, el café y la luz que se descuelga forman un paisaje muy completo y evocador de ese amor tan melancólico.

Un abrazo, María.

Estupendo poema, María.

Tu voluntad poseída por un amor que fluye ardoroso por la piel y crea esa atmósfera melancólica que deconstruye las cafeterías, las calles, la ciudad...

Me encanta.

Saludos, María.

Óscar Bartolomé Poy escribió:"Y escribo tu nombre en el cristal
donde el frío se ha vuelto pizarra"

Esa una imagen recurrente que todos hemos tenido en alguna ocasión, y que seguramente también la hemos llevado a la práctica, pero tú, en estos versos, la has expresado maravillosamente. El frío, el café y la luz que se descuelga forman un paisaje muy completo y evocador de ese amor tan melancólico.

Un abrazo, María.

A mí me pareció melancólico el poema, pero, debe de tener algo que ver conmigo, siempre me quedan así los poemas. El café es algo de lo que soy adicta y si hace frío más aún. Gracias por pasar.

Un abrazo, Óscar.

_María

M.G.Hernández escribió:Estupendo poema, María.

Tu voluntad poseída por un amor que fluye ardoroso por la piel y crea esa atmósfera melancólica que deconstruye las cafeterías, las calles, la ciudad...

Me encanta.

Saludos, María.

Pues fue verdad, todo el poema; la exposición, el bar, el café, la luz, el cristal empañado y el gesto involuntario y no codificado...y cuando llegué a casa, salió todo el poema. Me alegra si te gustó.

Un abrazo, Mariano.

_María

María López escribió:Apuntes de domingo…

Hace tanto frío que se descuelga la luz y cae,
el vaho recorre nuestras bocas
como besándonos en vano,
dejándonos en una tristeza dulce, melancólica.
Salgo de una exposición que me ha gustado
y apuro mi café -en este bar- y me caliento.
Y escribo tu nombre en el cristal
donde el frío se ha vuelto pizarra,
escribo tu nombre mientras lo pronuncio
en las terrazas de este invierno
donde la luz desaparece y se nos vuelve sombra.
Ese gesto improvisado por mis dedos,
no codificado de mi cerebro,
en ese acto –involuntario-de pensarte
veo –claramente- que ya estás dentro,
a la misma altura de mi corazón.
Y me doy cuenta enseguida
que la ternura se me pone en los labios
asoma por mis dedos,
y es mi corazón el que escribe tu nombre,
mi amor el que lo pronuncia.

Tienes una forma de decir las cosas que es tan propia, el "acto -involuntario- de pensarte" hace más transparente el poema, es una sensación que tienes que haber sentido para entenderla y expresarla así.
El final, es maravilloso con la ternura en los labios.

Un fuerte abrazo.