- Ricardo López CastroGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroMirmidónVeterano del foroPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidad
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Destello abisal
Vie Dic 17, 2021 10:06 am
En las olas de piedra bañé mi libertad,
como un cuenco de luces,
desayuné ceniza,
después de que se fuesen todos los comensales,
antes de que la tarde produjese, afilando
cuchillos, estas sobras del destino,
esta obra del destino,
como un bazar abriendo la puerta de salida,
algo que no es lo mismo para todos,
pero quizá encasille cada tiempo en su sitio.
A la sombra hay más sombra por la noche,
como la lluvia cae sobre sí,
como el cielo se aprende cada estrella.
Cada paso es un ritmo sin cadencia,
sin camino se alargan los viajes,
sin viaje se empaña más la bruma
que sobre los océanos corrige los azules,
como una despedida sin bufanda o pañuelo,
van cayendo los dioses sobre el campo,
desterrados por grumos de misterio,
implicados en arduas dimensiones,
alimentando huellas que crean la materia,
la vena del enigma, las claves del espíritu.
No se halla en el cuerpo la verdadera Obra.
Es teoría tan solo, que enferma con la edad.
El lugar donde crecen las barreras,
se nutre de prisiones mentales, se llama soledad.
La estrechez del amor circula rápido,
cuando la directriz del viento no se olvida.
Y se corta el latido del agua en la resaca,
y mi corazón suele guarecerse
del teatro del sueño, de la cápsula
que busca el pavimento, esa primera hora
que el recuerdo procesa.
Cuando no éramos niños,
sólo fuimos oxígeno,
balas para las células.
Y respiro calor, como cualquiera
instruido en la forja
de otra espada vacía,
otra más que no puede atravesar mi mirada perdida.
El veneno es el mismo,
no cambio esta aventura,
ni por descanso, y duermo con mi hallazgo…
Es la unanimidad
del sudor, y la sangre
ceñidos al abismo, bajo cero.
La civilización es como un mineral,
tupido y con raíces,
de superficie innata,
su riqueza en un cuerpo sin asas.
Encontrar…
Según qué cosa, me sorprende…
Pero he de confesar…
Que entre ellas no se entienden…
No es por lo que veo,
es por lo que medito,
que el mundo no me cambia,
no es una parodia…
Mis espejos estudian disparates,
que escapan de mi mente disparados,
pero emprenden su vuelo sin salir de la jaula…
Del corazón que no se me permite…
Así no puedo ser…
Me vacío de lástima muy de vez en cuando…
Pero no basta eso…
Para llevar el esqueleto al hombro…
Se necesita alma…
También estar abierto de puertas para dentro…
Eso es lo que busco…
Fuera.
como un cuenco de luces,
desayuné ceniza,
después de que se fuesen todos los comensales,
antes de que la tarde produjese, afilando
cuchillos, estas sobras del destino,
esta obra del destino,
como un bazar abriendo la puerta de salida,
algo que no es lo mismo para todos,
pero quizá encasille cada tiempo en su sitio.
A la sombra hay más sombra por la noche,
como la lluvia cae sobre sí,
como el cielo se aprende cada estrella.
Cada paso es un ritmo sin cadencia,
sin camino se alargan los viajes,
sin viaje se empaña más la bruma
que sobre los océanos corrige los azules,
como una despedida sin bufanda o pañuelo,
van cayendo los dioses sobre el campo,
desterrados por grumos de misterio,
implicados en arduas dimensiones,
alimentando huellas que crean la materia,
la vena del enigma, las claves del espíritu.
No se halla en el cuerpo la verdadera Obra.
Es teoría tan solo, que enferma con la edad.
El lugar donde crecen las barreras,
se nutre de prisiones mentales, se llama soledad.
La estrechez del amor circula rápido,
cuando la directriz del viento no se olvida.
Y se corta el latido del agua en la resaca,
y mi corazón suele guarecerse
del teatro del sueño, de la cápsula
que busca el pavimento, esa primera hora
que el recuerdo procesa.
Cuando no éramos niños,
sólo fuimos oxígeno,
balas para las células.
Y respiro calor, como cualquiera
instruido en la forja
de otra espada vacía,
otra más que no puede atravesar mi mirada perdida.
El veneno es el mismo,
no cambio esta aventura,
ni por descanso, y duermo con mi hallazgo…
Es la unanimidad
del sudor, y la sangre
ceñidos al abismo, bajo cero.
La civilización es como un mineral,
tupido y con raíces,
de superficie innata,
su riqueza en un cuerpo sin asas.
Encontrar…
Según qué cosa, me sorprende…
Pero he de confesar…
Que entre ellas no se entienden…
No es por lo que veo,
es por lo que medito,
que el mundo no me cambia,
no es una parodia…
Mis espejos estudian disparates,
que escapan de mi mente disparados,
pero emprenden su vuelo sin salir de la jaula…
Del corazón que no se me permite…
Así no puedo ser…
Me vacío de lástima muy de vez en cuando…
Pero no basta eso…
Para llevar el esqueleto al hombro…
Se necesita alma…
También estar abierto de puertas para dentro…
Eso es lo que busco…
Fuera.
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Re: Destello abisal
Vie Dic 17, 2021 7:15 pm
Mi más sincera enhorabuena, tu poema me parece una preciosidad un fuerte abrazo
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Re: Destello abisal
Dom Dic 19, 2021 7:14 am
Gracias miles, Roberto y kin, por vuestro tiempo y comentarios.
Abrazos y felicidad.
Abrazos y felicidad.
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