Madurez-.

Sabrán que no eres ingenuo,
cándido o idiota, por esos tres
cortes en tu mejilla.
Hablarán de ti los árboles centenarios,
las celebraciones nocturnas de los urogallos,
y los excrementos de las alondras en sus cementerios.
Urnas cinerarias ocuparán tu sagrado laberinto,
bruscos apetitos modificarán tu salobre infinitud.
Sanamente divertido, leerás los capítulos bíblicos,
y en tu ofrenda, una paloma calcinada para los números,
erguirá su presencia de signo o recipiente.
Todos lo sabrán.

Según dijiste, tienes fobia a los animales (o algo parecido), y sin embargo, en estos versos ocupan un papel central. Hasta los urogallos tienen cabida. También hay pasajes bíblicos donde destacan los animales, y este poema tuyo tiene algo de bíblico en su enigmático y cuasi hermético simbolismo.

Saludos, Bienve.

Sí, Óscar, me encantan y fascinan las historias de la Biblia, hiciste bien en indicarlo. Un saludo y gracias!