Mentimos

Sé que mientes cuando dices la verdad,
que en la patria de tus miedos, las grandes urbes
cargan sus muertos bajo el brazo, como a una bitácora,
o a un catálogo de espejos, si acaso no hubo atajos.
No hay historia, no. No se han consignado tus calvarios cardinales,
ni tus laureles a deshoras.

Así, las catedrales, hacen volutas con las luces meridianas,
como si de un solo de habano se tratase.
Y con la luz que atraviesa las cenizas –que emergen tristemente
de tu juicio incinerado y de la crónica levedad de tus cadencias–
las catedrales, ansiando cautivarte, relatan del sol cada milagro.

Sin embargo, abordas la pavesa, pero,
te vuelves gris, como la masa tras el cráneo,
como la lluvia que ciega una ventana
o la cortina de retazos cenicientos que cae sobre tu cara,
exponiéndote vilmente a los escollos
y a la obstinada mutación de tus certezas.

¿Pero es acaso todo malo? si has intuido que el amor es verdadero
y supera los designios del fracaso;
que la Divinidad trasciende la religión de tus excesos;
que tus ojos, como partículas primarias, saltan entre órbitas
sin surcar memoria alguna del hombre o del espacio;
y que al tercer día, volviendo a andar sobre lo andado, vuelves a la vida.
(Bien se ha dicho: “la tercera es la vencida”).

Sé que mientes cuando dices la verdad,
pero siendo tú quien eres,
no hay más historia que los enigmas de tus motes…
ni más motes, que tu dolor en sus múltiples acentos.

Adelante entonces, que los Lázaros trazarán sus portentos en tus libros…,
cuando de Hámelin, hayas abdicado de flautistas y rebaños.

Dejas muy buenos versos, como, por ejemplo:

"las catedrales, ansiando cautivarte, relatan del sol cada milagro"
"y a la obstinada mutación de tus certezas"
"que la Divinidad trasciende la religión de tus excesos"

También me gusta el hilo conductor que has elegido, oxímoron incluido:

"Sé que mientes cuando dices la verdad"

Sin embargo (y mira que esto es inusual), el comienzo y el cierre del poema no me terminan de convencer. Tampoco me gustan mucho esos puntos suspensivos, que me parecen perfectamente prescindibles.

Por lo demás, en su conjunto, otro gran poema.

Saludos, Boris.

Buenos días Óscar (aquí todavía es de mañana).
Te agradezco mucho tu paso y tu consejo. Sabes que respeto tu opinión y tu quehacer poético.

En este caso sin embargo, difiero. Mi "religión poética", la llamo "metáfora condensada", lo cual, además de todo lo que implica la metaforización
del texto, implica también que la mayoría de las metáforas amalgamadas horizontal y verticalmente, expresen "mucho pensamiento". En este
caso (sobre la mentira y sobre el miedo que muchas veces la genera), el principio y el final del poema son indispensables y además condensan
mucho de lo que deseaba decir al escribirlo. El imaginario colectivo y su mitología pueden ser elementos condensadores (algunas veces), y
unificadores. Desde este punto de vista, todos estamos en Hamelin y hemos sido seducidos por los flautistas como rebaños cercados por el miedo,
etc, etc.
Un abrazo estimado poeta. Que estés bien.

PD. Regreso. Disculpa. Sobre los puntos suspensivos si son prescindibles, pero es algo que utilizo para guiarme
y guiar en la lectura. Intento señalar una pausa especial. A mí me funciona, ojalá a algún otro lector también.

No hay mucho que decir, salvo disfrutar con la lectura de un poema realmente bueno. Respecto a los puntos suspensivos yo no los suelo utilizar, pero es un recurso oportuno y efectivo en ciertos casos como ya has hecho notar. En tu poema me convence más su utilización en la penúltima estrofa que en la última. Mi felicitación y un abrazo.

Ramón, amigo, completamente de acuerdo, los puntos suspensivos (ambos) son prescindibles. Su intención era guiar la entonación en la lectura. Verás, además, de eso que llamo "metáfora condensada", creo en la literatura didáctica. Así pues, el poema (en mi mente), es una especie de lección socrática donde los puntos suspensivos, no sólo implican una pausa especial, sino también un gesto facial y corporal asociado. Pero, si no es captado por el lector, su propósito se pierde. Y si casi no los usaba, los usaré aún menos.
Agradezco mucho tu consejo y que compartas tu conocimiento con este aprendiz. No pretendo porfiarles, sino, aprovecho para describir un poco lo que hago, para los que me lean (ojalá), busquen más que metáforas más o menos logradas y se cuestionen las cosas que me cuestiono: esos dobleces del sentimiento y el pensamiento que nos caracterizan como humanos, y que, corregirlos nos humaniza. Sus trasfondos, sus orígenes y la manera particular en que de una u otra manera los enfrentamos todos. Bueno, son loqueras mías. Pero no puedo quitarme el profesor de encima.
A esto me refería en la conversación privada que tuvimos: no puedo evitar explicar lo que hago, como lo hago y por qué. Esto por el afán didáctico.

Un abrazo amigo, y disculpa que me refiriera a cosas que no habías tocado. Respecto a los puntos suspensivos, totalmente de acuerdo.