El misterio del monasterio de Valdediós

El siguiente poema lo compuse en un lejano septiembre del 2017, recluido por propia voluntad en una celda del monasterio de Valdediós, en Villaviciosa (Asturias).

Estaba terminando mi libro de poemas para enviar a la editorial cuando, de mi experiencia en el lugar, me surgió este último y extraño poema.

Hoy recuerdo al monasterio con melancolía, pues la orden de las clarisas que gestionaba los alojamientos del mismo se ha ido y el monasterio está un poco abandonado.

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EL MISTERIO DEL MONASTERIO DE VALDEDIÓS

Tú, que caminas peregrino
o peregrino eres en el camino,
pon tus ojos sobre esta tierra, aquel sendero:
avellanas, castañas, higos, nueces y manzanas
te ofrece el valle sincero.

Han nacido estos alimentos de la pura tierra,
amamantados con la leche nutricia
de la savia y el salvaje arroyo, y con la carne
de otro otoño.

Son para ti. Para ti son estos frutos.
Pon atención al caminar. ¿Sabes por cuál silencio entras?
Por el más blanco, por la inmortal ventana de todas las auroras.
Aquí un rey grave traicionado por el mundo
puso su altar al más noble de los hombres.
Él, en esta humedad de piedra y retablo, aún vibra.

* * *

Ya por el pomar, se adentran las sombras al caer la tarde;
y chirrían los cuervos por la campiña,
y aletean murciélagos en el claustro de madera crujiente:
no temas, no medre congoja; aquí aún cantan aleluyas
y jamás vendrán los demonios de la noche.


Guillermo Méndez Álvarez (Poema número 154 de mi libro "Ángela")

Me ha gustado tu poema, me parece un trabajo destacable. Recreas brillantemente esa atmósfera de recogimiento, de vida apegada a la naturaleza en un poema que es un homenaje a la madre tierra y sus frutos. Mi felicitación y un abrazo.

Ramón Carballal escribió:Me ha gustado tu poema, me parece un trabajo destacable. Recreas brillantemente esa atmósfera de recogimiento, de vida apegada a la naturaleza en un poema que es un homenaje a la madre tierra y sus frutos. Mi felicitación y un abrazo.

Muchas gracias, me alegro que te haya gustado.
Fueron ciertamente unos días de calma y serenidad en una atmósfera inigualable.

Si alguna vez pasas por Asturias te recomiendo hacer una visita a ese lugar, es al final de un profundo valle, y el monasterio junto con una antiquísima iglesia prerrománica está rodeado de bosques, praderías y arroyos cristalinos.

Por cierto, un ramal del Camino de Santiago pasa junto al monasterio, en el que aún hay un albergue de peregrinos.