- María LópezPoeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroMirmidónVeterano del foro
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Estación B567-HHH (En tránsito) Parte II
Sáb Jun 27, 2015 12:12 am
Lloró, sus ojos no podían dejar de derramar lágrimas, se había tomado la pastilla. Era tan doloroso saberse muerto. Trataba de aferrarse a algo, pero no podía pensar, su mente no le respondía aún, le dijeron que tardaría treinta minutos en hacerle efecto la píldora. Le explicaron que su cuerpo se sabía muerto y su mente también. Tenía que tomarse esa píldora que mantendría a ambos vivos, durante doce horas. Hasta dentro de 30 minutos no tendría recuerdos, solo conciencia.
Era verdad, durante el tiempo que estuvo hablando con la mujer y el hombre, quería huir, marcharse de aquel sitio a su casa, pero no lograba recordar dónde estaba su casa, se sabía casado, pero no podía recordar el rostro de su mujer, tan sólo recordaba unos preciosos ojos color miel, tampoco recordaba ni dónde vivía, sabía que había tenido un hogar, pero no lo recordaba. Lo atribuía al accidente. No sabía cómo se llamaba, ni de que trabajaba, tan sólo sabía que no era con las manos. Esto era porque el cuerpo y la mente habían muerto, eso le explicaron, sólo su alma sostenía aquella convivencia extraña.
Le dejaron un reloj, para que acomodase aquellas horas de gracia como mejor le conviniese, le dijeron que su mente podría pasar sus recuerdos como en una película, rebobinarlos rápidamente o lentamente, pero, sólo tenía doce horas. Le dijeron que su mente encontraría aquellos momentos esenciales, especiales, importantes. Que confiara en el poder cósmico.
Habían pasado veinticinco minutos, cuando sintió un fuerte dolor de cabeza, un dolor agudo, como si algo le taladrase el cráneo, fueron solo unos segundos. Cerró los ojos, sintió una sacudida, un golpe, una arremetida, un nuevo dolor y de pronto una paz infinita, se sintió bañándose en un agua cálida y apaciguadora. Abrió los ojos, estaba en aquella habitación mal pintada, los volvió a cerrar, se sintió en aquellas aguas, repitió el proceso varias veces, comprendió que aquello era como un interruptor que disparaba sus recuerdos, cerró nuevamente los ojos y en ese momento una luz brillante lo lleno todo, se vio nacer, vio a su madre, a su abuela (ambas muertas, eso le dijo su conciencia, aunque no lo recordaba) sintió que las lágrimas corrían por sus mejillas, ahora vivamente, por aquel encuentro atemporal con ellas, por reconocerlas , por sentir aquel amor, era como si pudiese sentirlas a ellas. Sintió la preocupación de su madre por tener que criar a un hijo a solas, entonces comprendió que no había tenido padre y un sentimiento de tristeza pareció recorrerlo, era como si comprendiese que eso le dolería el resto de su vida, su vida, que ahora estaba recordando.
De repente, los acontecimientos pasaban como a cámara rápida, el no hacía nada para que así sucediera, simplemente era así.
Entonces, la película se volvió lenta, se vio a sí mismo, debería tener un año, gateaba y andaba por la casa de su madre. Un hombre estaba con ella, supo que ese hombre era su padre, un hombre de ojos azules como los suyos, su madre lloraba, él le decía que no podía hacerse responsable, que no había querido concebirlo, que su vida era otra, que un ser como él jamás cambiaría, que sabía que su vida no tenía ningún rumbo, que las drogas lo consumían, su madre lloraba sin cesar. Se vio a sí mismo caminar hacia aquel hombre y acercarse hasta sus piernas, tenía una cicatriz en la mejilla izquierda. El hombre lo miró como si no quisiese mirarlo, sintió aquel rechazo en su mirada y gateo hacia los brazos de su madre, que lo abrazó mientras lloraba. Una tristeza enorme le recorrió el cuerpo, ¿el cuerpo?, no sabía ya si era el cuerpo o no, pero, no abrió los ojos.
De nuevo la cámara corrió a una velocidad elevada, fue sintiendo todo, sentía paz, calma, amor, mientras iba viéndose crecer, ahora debería tener unos 5 años, se vio en su habitación su madre vestía de negro ese día, y lo estaba vistiendo, después salieron, fueron caminando hasta el cementerio, allí ella dejó unas flores en la tumba de un hombre, miro la lápida, supo que era su padre. Su madre lloraba, tuvo la consciencia de que ese fue el último día que la vio llorar.
Se fue viendo crecer rápidamente, el colegio, los amigos, una vida ordenada, el afecto de su madre, de su abuela, una rectitud, unas creencias, los estudios, la responsabilidad. Su vida sin sobresaltos. La universidad, estudiaba derecho, sería pues un abogado, todo a cámara rápida.
Abrió los ojos, seguía en aquella habitación. Sentía tristeza, no podía explicarlo, era como si aquella vida que estaba viendo no fuese la suya, era una vida totalmente plana, no había pasión en ella, alegría, pensó que quizás no había llegado a esos acontecimientos y volvió a cerrar los ojos.
De nuevo a cámara rápida, sus estudios terminados. El buffet donde empezó a trabajar, ser nombrado socio del buffet, una vida acomodada, trabajo, trabajo, trabajo. La muerte de su abuela. Más y más trabajo, la enfermedad de su madre, ella lentamente se estaba quedando ciega, requería más y más atenciones, él se sentía abrumado, exhausto.
Abrió los ojos, algo andaba mal en su vida, debería tener unos treinta y tres años y su vida era gris, triste, solitaria, ¿dónde estaba el amor?, ¿las mujeres?, recordaba claramente unos ojos color miel, volvió a cerrar sus ojos para verlos.
Vio a una mujer hermosa, de ojos azules, una clienta del buffet, sintió frío, se vio a sí mismo, por primera vez ilusionado, vivo, se vio haciendo el amor con aquella mujer, sintiendo aquello nuevo en su estómago, el amor físico, la ternura, era hermoso aquel sentimiento, sin embargo, algo había que le inquietaba. Supo que aquella mujer, no le amaba, sintió que simplemente quería su posición, que su relación era engañosa. Se vio triste, torturado, engañado. Aquella mujer no le amaba, le engañaba con otros hombres, quiso dejarla, huir de ese dolor, él estaba enamorado, sufría. Pero, ella se había quedado embarazada, él decidió entonces casarse, tener aquella criatura, no cometería el mismo error de su padre, ese niño era su responsabilidad.
Abrió los ojos…era un error, lo sabía, estaba cometiendo un error, quería avisarlo, (avisarse), sintió angustia, era tarde, era su pasado… Volvió a cerrar los ojos.
Se casó, aquel niño nunca vino al mundo. Ella tuvo un aborto y después de eso le dijo que no quería que su cuerpo sufriera ese tipo de transformaciones. Así que se mudó a otra habitación, una para ella e hicieron vidas separadas aún estando en la misma casa.
Después, la película empezó a pasar rápidamente, soledad, soledad, soledad, llanto, pena, tristeza, apatía. La película se detuvo nuevamente en la muerte de su madre, sintió alivio, ella murió sin dolor, apenas sin darse cuenta. Para él, se instaló la tristeza, el frío, la soledad, se había muerto el único ser que lo había amado. Después de eso, todo era gris, triste.Nuevamente el trabajo, llenando su vida, su mundo, su soledad. Apenas si pasaba tiempo en casa por no ver a su mujer, por no saber de ella.
Abrió los ojos, sintió pena de aquel hombre que era él mismo, mucha pena y de pronto recordó la imagen de aquellos ojos color miel, lo único que había recordado tras el accidente. Miró el reloj, habían transcurrido, apenas dos horas, para entonces tenía 40 años y era un hombre triste, solitario, abatido. Volvió a cerrar los ojos.
Se vio en el trabajo, la cámara era ahora muy lenta. Tenía que contratar a una asistenta personal, una secretaria. De pronto, se abrió la puerta de su despacho y ella apareció, era una muchacha joven. Tendría unos veinticinco años, tímida, con aire despistado y melancólico, y unos tremendos ojos color miel, los ojos que él recordaba….
(continuará)
Era verdad, durante el tiempo que estuvo hablando con la mujer y el hombre, quería huir, marcharse de aquel sitio a su casa, pero no lograba recordar dónde estaba su casa, se sabía casado, pero no podía recordar el rostro de su mujer, tan sólo recordaba unos preciosos ojos color miel, tampoco recordaba ni dónde vivía, sabía que había tenido un hogar, pero no lo recordaba. Lo atribuía al accidente. No sabía cómo se llamaba, ni de que trabajaba, tan sólo sabía que no era con las manos. Esto era porque el cuerpo y la mente habían muerto, eso le explicaron, sólo su alma sostenía aquella convivencia extraña.
Le dejaron un reloj, para que acomodase aquellas horas de gracia como mejor le conviniese, le dijeron que su mente podría pasar sus recuerdos como en una película, rebobinarlos rápidamente o lentamente, pero, sólo tenía doce horas. Le dijeron que su mente encontraría aquellos momentos esenciales, especiales, importantes. Que confiara en el poder cósmico.
Habían pasado veinticinco minutos, cuando sintió un fuerte dolor de cabeza, un dolor agudo, como si algo le taladrase el cráneo, fueron solo unos segundos. Cerró los ojos, sintió una sacudida, un golpe, una arremetida, un nuevo dolor y de pronto una paz infinita, se sintió bañándose en un agua cálida y apaciguadora. Abrió los ojos, estaba en aquella habitación mal pintada, los volvió a cerrar, se sintió en aquellas aguas, repitió el proceso varias veces, comprendió que aquello era como un interruptor que disparaba sus recuerdos, cerró nuevamente los ojos y en ese momento una luz brillante lo lleno todo, se vio nacer, vio a su madre, a su abuela (ambas muertas, eso le dijo su conciencia, aunque no lo recordaba) sintió que las lágrimas corrían por sus mejillas, ahora vivamente, por aquel encuentro atemporal con ellas, por reconocerlas , por sentir aquel amor, era como si pudiese sentirlas a ellas. Sintió la preocupación de su madre por tener que criar a un hijo a solas, entonces comprendió que no había tenido padre y un sentimiento de tristeza pareció recorrerlo, era como si comprendiese que eso le dolería el resto de su vida, su vida, que ahora estaba recordando.
De repente, los acontecimientos pasaban como a cámara rápida, el no hacía nada para que así sucediera, simplemente era así.
Entonces, la película se volvió lenta, se vio a sí mismo, debería tener un año, gateaba y andaba por la casa de su madre. Un hombre estaba con ella, supo que ese hombre era su padre, un hombre de ojos azules como los suyos, su madre lloraba, él le decía que no podía hacerse responsable, que no había querido concebirlo, que su vida era otra, que un ser como él jamás cambiaría, que sabía que su vida no tenía ningún rumbo, que las drogas lo consumían, su madre lloraba sin cesar. Se vio a sí mismo caminar hacia aquel hombre y acercarse hasta sus piernas, tenía una cicatriz en la mejilla izquierda. El hombre lo miró como si no quisiese mirarlo, sintió aquel rechazo en su mirada y gateo hacia los brazos de su madre, que lo abrazó mientras lloraba. Una tristeza enorme le recorrió el cuerpo, ¿el cuerpo?, no sabía ya si era el cuerpo o no, pero, no abrió los ojos.
De nuevo la cámara corrió a una velocidad elevada, fue sintiendo todo, sentía paz, calma, amor, mientras iba viéndose crecer, ahora debería tener unos 5 años, se vio en su habitación su madre vestía de negro ese día, y lo estaba vistiendo, después salieron, fueron caminando hasta el cementerio, allí ella dejó unas flores en la tumba de un hombre, miro la lápida, supo que era su padre. Su madre lloraba, tuvo la consciencia de que ese fue el último día que la vio llorar.
Se fue viendo crecer rápidamente, el colegio, los amigos, una vida ordenada, el afecto de su madre, de su abuela, una rectitud, unas creencias, los estudios, la responsabilidad. Su vida sin sobresaltos. La universidad, estudiaba derecho, sería pues un abogado, todo a cámara rápida.
Abrió los ojos, seguía en aquella habitación. Sentía tristeza, no podía explicarlo, era como si aquella vida que estaba viendo no fuese la suya, era una vida totalmente plana, no había pasión en ella, alegría, pensó que quizás no había llegado a esos acontecimientos y volvió a cerrar los ojos.
De nuevo a cámara rápida, sus estudios terminados. El buffet donde empezó a trabajar, ser nombrado socio del buffet, una vida acomodada, trabajo, trabajo, trabajo. La muerte de su abuela. Más y más trabajo, la enfermedad de su madre, ella lentamente se estaba quedando ciega, requería más y más atenciones, él se sentía abrumado, exhausto.
Abrió los ojos, algo andaba mal en su vida, debería tener unos treinta y tres años y su vida era gris, triste, solitaria, ¿dónde estaba el amor?, ¿las mujeres?, recordaba claramente unos ojos color miel, volvió a cerrar sus ojos para verlos.
Vio a una mujer hermosa, de ojos azules, una clienta del buffet, sintió frío, se vio a sí mismo, por primera vez ilusionado, vivo, se vio haciendo el amor con aquella mujer, sintiendo aquello nuevo en su estómago, el amor físico, la ternura, era hermoso aquel sentimiento, sin embargo, algo había que le inquietaba. Supo que aquella mujer, no le amaba, sintió que simplemente quería su posición, que su relación era engañosa. Se vio triste, torturado, engañado. Aquella mujer no le amaba, le engañaba con otros hombres, quiso dejarla, huir de ese dolor, él estaba enamorado, sufría. Pero, ella se había quedado embarazada, él decidió entonces casarse, tener aquella criatura, no cometería el mismo error de su padre, ese niño era su responsabilidad.
Abrió los ojos…era un error, lo sabía, estaba cometiendo un error, quería avisarlo, (avisarse), sintió angustia, era tarde, era su pasado… Volvió a cerrar los ojos.
Se casó, aquel niño nunca vino al mundo. Ella tuvo un aborto y después de eso le dijo que no quería que su cuerpo sufriera ese tipo de transformaciones. Así que se mudó a otra habitación, una para ella e hicieron vidas separadas aún estando en la misma casa.
Después, la película empezó a pasar rápidamente, soledad, soledad, soledad, llanto, pena, tristeza, apatía. La película se detuvo nuevamente en la muerte de su madre, sintió alivio, ella murió sin dolor, apenas sin darse cuenta. Para él, se instaló la tristeza, el frío, la soledad, se había muerto el único ser que lo había amado. Después de eso, todo era gris, triste.Nuevamente el trabajo, llenando su vida, su mundo, su soledad. Apenas si pasaba tiempo en casa por no ver a su mujer, por no saber de ella.
Abrió los ojos, sintió pena de aquel hombre que era él mismo, mucha pena y de pronto recordó la imagen de aquellos ojos color miel, lo único que había recordado tras el accidente. Miró el reloj, habían transcurrido, apenas dos horas, para entonces tenía 40 años y era un hombre triste, solitario, abatido. Volvió a cerrar los ojos.
Se vio en el trabajo, la cámara era ahora muy lenta. Tenía que contratar a una asistenta personal, una secretaria. De pronto, se abrió la puerta de su despacho y ella apareció, era una muchacha joven. Tendría unos veinticinco años, tímida, con aire despistado y melancólico, y unos tremendos ojos color miel, los ojos que él recordaba….
(continuará)
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Re: Estación B567-HHH (En tránsito) Parte II
Mar Jun 30, 2015 9:05 am
Menos mal que has publicado la tercera parte antes de que yo leyera la segunda, María, voy corriendo a leer...
- Óscar Bartolomé PoyFundador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañerosPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadMirmidónVeterano del foro
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Re: Estación B567-HHH (En tránsito) Parte II
Mar Jun 30, 2015 11:05 am
Este capítulo se centra casi por entero en la ensoñación. La verdad es que eso de ver desfilar las imágenes de nuestra vida a cámara rápida ante nuestros ojos es un recurso muy cinematográfico. Me pregunto quién lo inventaría. Seguiré leyendo la continuación.
Un abrazo, María.
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Re: Estación B567-HHH (En tránsito) Parte II
Miér Jul 01, 2015 2:01 am
M.G.Hernández escribió:Menos mal que has publicado la tercera parte antes de que yo leyera la segunda, María, voy corriendo a leer...
Jaja, vaya, me alegra que te mantuviera así de entretenido.
Abrazos,
_María
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Re: Estación B567-HHH (En tránsito) Parte II
Miér Jul 01, 2015 2:03 am
Óscar Bartolomé Poy escribió:Este capítulo se centra casi por entero en la ensoñación. La verdad es que eso de ver desfilar las imágenes de nuestra vida a cámara rápida ante nuestros ojos es un recurso muy cinematográfico. Me pregunto quién lo inventaría. Seguiré leyendo la continuación.
Un abrazo, María.
Esta parte es la que menos me gustaba, me parecía muy densa, pero, no tenía otro método para llegar a la tercera, que me parece la mejor. Es cierto lo que apuntas se hace muy cinematográfico, sí.
Abrazo grande
_María
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