Tormenta tranquila, perfecta y eterna.

Lágrimas de rojos emblemas,
formados con tu sangre y la mía.
Languidecientes y frías bocas,
con las que alzamos tu voz y la mía,
a tu paso, tenaz pie de hierro
con el que avanzamos, inertes.

Tú, que alcanzas los vírgenes campos,
campos en los que te fundes,
como tierno barro
en nuestro viejo sepulcro descalzo.

Tú, ante el que huye como negro cuervo deshojado,
aterrorizado por tu hueco rugido.

Tú, que resististe la fatalidad de tu destino,
porque a la triste muerte
de los malos hombres, venciste.

Ante el último sol de octubre,
sobre los lechosos cuerpos presentes
de aquella vieja historia, perdida,
tus ojos se cierran,
heridos,
y revueltos, como lejanos mares,
junto al silencio de los labios,
tuyos y míos, nuestros,
en una tormenta
tranquila, perfecta y eterna.

Creo que el poema gana mucho al final. Destacaría estos versos:

"tus ojos se cierran,
heridos,
y revueltos, como lejanos mares,"

Aunque me sobra la coma después de heridos.

También me han gustado:

"campos en los que te fundes,
como tierno barro"

Aquí también me sobra la coma.

El oxímoron "tormenta tranquila" es adecuado al contexto.

Saludos, Roberto.

Óscar Bartolomé Poy escribió:Creo que el poema gana mucho al final. Destacaría estos versos:

"tus ojos se cierran,
heridos,
y revueltos, como lejanos mares,"

Aunque me sobra la coma después de heridos.

También me han gustado:

"campos en los que te fundes,
como tierno barro"

Aquí también me sobra la coma.

El oxímoron "tormenta tranquila" es adecuado al contexto.

Saludos, Roberto.

Gracias como siempre por tu comentario, y un saludo.