Una nueva droga se apodera de la ciudad

Una nueva droga se apodera de la ciudad

Me dirijo hacia el metro
adentrándome en su interior,
el mundo va muy rápido,
nadie mira alrededor,
un anciano en la escalera
grita de dolor,
nadie acude en su ayuda
porque nadie se enteró,
todo el mundo abstraído
en su propia realidad,
todo el mundo va a lo suyo,
ya me quiero bajar.

Parecen muertos en vida,
ya ni la vista pueden levantar,
le sonríen a la pantalla,
les prometieron felicidad,
ya nadie dice nada,
se han convertido en máquinas,
todos esclavizados por un trozo de cristal,
una nueva heroína reina en la ciudad.

En el vagón no hay cobertura,
vaya novedad,
la gente está nerviosa,
ya no pueden contestar,
los minutos se vuelven horas
y ya no pueden aguantar,
de repente suena un móvil,
todos miran con ansiedad,
cómo animales asustados por si es su terminal,
buscando que en su cabeza se libere
la hormona de la felicidad,
un pequeño orgasmo
que la realidad les haga olvidar.

Una nueva droga se apodera de la ciudad

Ciertamente, el móvil, ese aparato que puede comunicar a personas muy alejadas entre sí, muchas veces nos aísla y nos subsume en una soledad digital.

Se observa que es un poema escrito por alguien que acaba de iniciarse en la poesía. La búsqueda de la rima lo delata; también el hecho de que sea más discursivo que metafórico.

Lo importante, como suelo decir, es leer, aprender y experimentar.

Saludos, Manuel, y gracias por compartir.

Muchas gracias por comentar Oscar, de hecho es la primera vez que escribo. Tomaré en cuenta tus consejos, e intentaré aprender

Manuel  el tema que has planteado es muy interesante, quizás le falta ser más poético, la mejor manera es leer poesía para ir obteniendo ese lenguaje, pero te felicito por escribir y por compartirlo con nosotros
Un saludo