El tiempo que nos tocó vivir

Era agosto aquella tarde solitaria de orugas en la hierba
y calor pegajoso en los soportales, y nos besábamos
con el arrebol paralizante de un pararrayos, fúlgidos
de amores y esplendentes en nuestra carnosa tozudez,
tan frágiles y vergonzosos como cuando éramos niños
y cerrábamos los ojos –¿recuerdas los dos rombos?–
al ver una escena de sexo –y apenas se veía nada, un pezón
vislumbrado al trasluz o una teta hábilmente tapada
por una púdica mano y unos dedos crispados sobre las sábanas
túrgidas, y luego, ya en el clímax, un muy oportuno fundido a negro–
en aquellas películas de romance y de acción de los ochenta,
tan ingenuas como el tiempo que nos tocó vivir.

Primero me transportaste a un paraje verde, donde se besan dos enamorados de rostros enrojecidos más por su inocente timidez que por estar bajo el sol, luego cambia totalmente el tono, para dejar pasar esas escenas de sexo que aunque con mosaicos se adivinan entre lineas.
Un poema paradójico diría, que habla de la ingenuidad pero desde el atrevimiento.

Besos trísticos.

Marisol Galarza escribió:Primero me transportaste a un paraje verde, donde se besan dos enamorados de rostros enrojecidos más por su inocente timidez que por estar bajo el sol, luego cambia totalmente el tono, para dejar pasar esas escenas de sexo que aunque con mosaicos se adivinan entre lineas.
Un poema paradójico diría, que habla de la ingenuidad pero desde el atrevimiento.

Besos trísticos.

Lo de los dos rombos es una referencia que, obviamente, tú no puedes entender. Pertenece a un tiempo y un lugar que no conociste. Era una forma de advertir sobre el contenido violento o sexual de las películas en la España de los 80. Éste es un poema de descubrimiento, y a menudo la timidez y el descaro van unidos.

Besos faetónicos.

El poema es sencillamente encantador. Es difícil hallar una evocación del pasado que no peque de solemnidad o pesadez. A mí me encanta cómo manejas los virajes, cómo tus poemas no pueden quedarse quietos. Es refrescante el primer verso, el segundo mantiene un decurso normal, y el tercero es otro volantazo al vapor. A mí me gusta mucho esa manera en la que el poeta va caminando, o dando saltos, o volando. "Carnosa tozudez". Es un verdadero hallazgo. Abrazos, Óscar.

Bruno Laja escribió:El poema es sencillamente encantador. Es difícil hallar una evocación del pasado que no peque de solemnidad o pesadez. A mí me encanta cómo manejas los virajes, cómo tus poemas no pueden quedarse quietos. Es refrescante el primer verso, el segundo mantiene un decurso normal, y el tercero es otro volantazo al vapor. A mí me gusta mucho esa manera en la que el poeta va caminando, o dando saltos, o volando. "Carnosa tozudez". Es un verdadero hallazgo. Abrazos, Óscar.

Es cierto lo que dices. En mis poemas suele haber muchos cambios de ritmo, o volantazos. Así es, también, la música que me gusta escuchar, con ríos, afluentes y meandros. Pienso que uno de los principios que debe marcarse un compositor es huir de la monotonía.

Me alegro de que hayas disfrutado de este sencillo poema sin aspiraciones. Que sepas que es un placer tenerte en el foro, Bruno.