Retorno

No importa la espesura de la huida,
los bosques siempre se van
sin contar con los helechos,
igual que los balnearios
nunca cuentan
las discusiones del viento
con el mar de fondo.

Así no salpican
las tormentas del idioma,
así la sal
no se nos queda
en los labios.

Después llega la paz,
el sosiego
y la mar en calma
en las troneras
de las rocas,
cómo el pasado que reposa
en la memoria,
o el cielo pasajero
que cambia
de estaciones.

Pero cada huida
tiene sus anhelos,
la esperanza del retorno
y los antojos del reencuentro.
Yo extraño la luna
que se duerme
en los tapiales,
la espero con los ojos
de la llanura sedienta,
las piedras que sostienen
los castillos,
y el abrazo que nos vuelve
el mismo barrio,
los pulmones que guardan
las canciones de los mirlos.

He disfrutado con su lectura. Las imágenes son muy bellas. Tu "retorno" es un hallazgo.

Saludos, Roberto.

Muchas gracias Óscar, te mando un fuerte abrazo