Noche y alba del amor mustio y lozano

En efecto, muchachas naufragadas en el sopor,
hoy, como vosotras, nos postrábamos bajo la lluvia.

Hoy mordía el alcohol aquellos lechos sin voz
que pervierten nuestros corazones alfabéticos
con estrépito y queja.

Sí, porque está noche de rostros calcinados,
de rostros injuriados por el beso ausente,
muchachas, no hemos encontrado respiro
en las sábanas rizadas de las estrellas.

Sí, porque, como vosotras, también nuestro pecho
labraba en su latido de arena vaporosa
el jugo de cal y ladrillo que entristecía el anís.

Pero, muchachas, he de marcharme.
Esta noche bebí demasiado de mis ojos,
esos árboles de ceniza que nunca sollozan
y donde el recuerdo se reviste en un páramo apesadumbrado.

La noche está muriendo
de nosotros hasta nosotros
y no tiene consuelo.

¡Hasta nunca, muchachas!
¡Adiós, noche!

El poniente blande alientos de cristal.
Espejos ahogados por el alba
se respiran en la puerta.
Gotean de hastío caballos rojos entre mis mechones

Un ramo ha llegado
zozobrando sobre la pena.

Con fragmentos de cabelleras cristalinas
sobre el suelo se cosen sus flores
en torno al vapor verde de unos muslos.

Como una dulzaina de polvo,
se diluye el lúbrico ramo
entre las celosías de mis pasos.
Mi gimoteo suspendido,
este círculo burlesco entre la brisa marchita,
se tiende en las púrpuras flores
como un acordeón de lanzas desesperadas.

¿Por qué un ramo colorado, bello,
en el vientre cenagoso del día despertando,
rizado, puro, como el lirio del rayo,
vierte las espadas risueñas de la mar,
vierte pasado entre roncos espantos,
vierte en colores lo que fue amado?

Qué lástima.
Qué lástima.

Aún te observó, lastimoso y asfixiado.
Aún torres se enamoran de limoneros
sobre las columnas que anochecían
entre tus comisuras de mudez y espejo.

Jazmín de cristal y humo,
jazmín del ramo desamado,
no deseo ser recuerdo
en tus lazos de espejo.
En ti querría ser consuelo y olvido
bajo la trompeta de un poniente púrpura
que nos arrulle sin que ser mustio y lozano.

Pero desfallezco ante los cristales y sus ecos,
ante la mar de carcajadas como ruedas infames.
Sucumbo, sucumbo rendido.
Y parece que se derrumban la aurora y la noche,
y parece que en este silencio no te conservo.

Con este extenso poema quería despedir mi actividad poética. He volcado aquí mi pasión y desasosiego. Acaso sea un poema más, acaso lo sea.
No abandono el foro, sino que ceso la escritura. Me resulta agotador en mi estado anímico actual.

Agradecer de corazón a todo aquel que deseé comentar el poema.

Como señalaba, no escribiré más poesía —al menos hasta que el tormento quede superado—, pero permaneceré, si se me permite, activo en el foro, comentando a otros compañeros. Tengo mucho cariño al foro. ¿Cómo abandonarlo si no hay razones? Estoy contento con las personas de aquí, tan encantadoras.

Gracias por leer.

Estimado Lucio, no me parece un poema más. Creo que aquí has alcanzado tu cima poética... hasta ahora, porque eres joven, y aún tienes mucho que ofrecer. Está claro que a los 19 años nadie ha dicho su última palabra, y nadie ha compuesto su obra maestra.

Pero, indudablemente, es un gran poema. Podría destacar muchos versos:

"Hoy mordía el alcohol aquellos lechos sin voz"

"en las sábanas rizadas de las estrellas"

"Esta noche bebí demasiado de mis ojos" (éste es genial)

"El poniente blande alientos de cristal."

"entre tus comisuras de mudez y espejo."

Pero el poema funciona como un conjunto, no como una suma de versos o de imágenes acendradas. Y además trae recuerdos a Marcel Proust con pinceladas de Sorolla.

La dulzaina es parte de tu imaginario poético.

Aquí sobra una tilde: "Sí, porque está noche de rostros calcinados"

Publicar poemas no es una obligación. Ya ves que yo publico poco. También hay otras formas de participar, tanto o más importantes, porque la poesía es un acto de generosidad. Por supuesto, tus comentarios serán más que bien recibidos.

Con todo, estoy seguro de que, con independencia de tu estado anímico, pronto estarás escribiendo, porque la poesía está en ti, late en tus venas.

Saludos y enhorabuena, Lucio.

Me conmueve tu gratitud, modestia y sensibilidad a la hora de contestarme, Óscar.
Permanezco en el foro por razones como estas. La poesía es un acto de generosidad, y acaso así lo sea.

Gracias por tu gran lectura y selección.

Un saludo.

Lucio, se nota que está escrito con muchísimo sentimiento, tiene ese tono íntimo y desgarrador que hace que quién lo lea se identifique con él.
Creo que es lo mejor que te he leído, hasta el momento. Porque creo y sé que seguirás haciéndolo, como el levantarse sin ganas un día de lluvia, el crear arte es inevitable para gente con mente inquieta y talentosa como la que tienes tu. Así que espero que sea un corto paréntesis dentro de tu crecer en este mundo, tienes un gran camino por delante y espero seguir descubriendo tu mundo.