Humus terrestre-.

A veces la vida se me transforma en una pesadilla de la que trato de despertar. Los oblicuos sonidos dispersos de la misma- una mano rozando el laberinto de los castillos evaporados, una sombra distante que emana de la brusquedad de las aves, o un profundo exilio de naves recostadas sobre el dintel de la habitación; todo esto, duerme en mí y conmigo-, y los fragmentos de una existencia hecha pedazos, me conmueven hasta lo indecible. Busco tras las apariencias domadas, los helechos nocturnos de mi vieja infancia, aquellos que pronosticaron reductos de bellas alegorías cristianas y éxitos en las tras-noche. Busco, más allá, los frisos y atolones de la vieja estirpe que me diera cobijo en la noche nublada de improviso, o en las frágiles estructuras de venas y arterias de aquellos latidos insomnes, un bosque de nuevas y realistas ilusiones. El polvo, será conmigo, también los labios.

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Me gusta el tono trágico, incluso épico, me atrevería a decir, de este poema o prosa poética (la forma es lo de menos aquí). Tus versos, últimamente, han dado un giro a lo oscuro que raya en lo gótico, aunque siguen aferrados a la realidad más palpable. El título está muy bien elegido.

Saludos, Bienve.

Gracias Óscar, el tono trágico o épico siempre estará presente en lo que escribo, sea prosa o poema, como bien afirmas. Al menos eso intento. Un saludo-.