Manhattan, por momentos-.

Mientras
el gran Sabina
bufón de estas estadías
se desgañita intensamente
intentando amaestrar la voz
para no perecer en el mutismo
de las estaciones y ferrocarriles vacíos,
aquellas letras que impactan en mi cerebro
inyectándole una dosis imprescindible de
deseos maltrechos, de violencias inconcebibles,
de fusiles sin armas y óperas sin rendición,
mi alma se abre a nuevos paisajes que rescato
de la memoria con sumo agrado e idéntico placer:
Manhattan debe de ser una ciudad llena de rascacielos,
inmensa, una manzana de redonda pulcritud, llena
también de pájaros sucios envueltos en pañales de bebé,
y de sombras de agoreros anti sentimentales, que procuran
que la llama de su energía no se venga abajo como alguno
de sus altivos edificios.
La ciudad alberga zonas de iluminación caprichosa
de albergues para mendigos y de góticas fachadas;
de señores con corbata disfrazados ocasionalmente
de Batman, controlados por la policía del distrito.
Esa infinita luz de los dorados atardeceres
acompañados cruelmente por el latido insomne
de la música indigente, del labio dividido de algún profeta
incoherente, tiene más de paloma santa que de abrupto necesitado.
Pero yo mantengo mi vista cansada en las memorias de los suburbios
y no deseo más que dormir en alguna cama alquilada lejos de este
abandono singular.
Las calles ya se van llenando de gente, con sándwiches,
con promesas y botones reciclados, maquillajes improbables,
sombras de otros antagonismos: mi propia promesa
de nada vale; es sólo escarcha
sobre un fusible baldío.
©

Un gran poema, sí señor. No sé si has estado alguna vez en Manhattan, pero el cuadro que dibujas mediante esos versos sucios y al mismo tiempo luminosos parece muy real, y cercano. Fusiles y fusibles, paronomasias y oxímoros en un plano fijo e interminable donde la muchedumbre no para de salir y entrar de campo a cámara rápida.

Saludos.

Gracias Óscar, nunca estuve, aunque sé algo por la lectura de tantos poetas, entre ellos Lorca, cómo no, un saludo-.

Gracias Óscar, nunca estuve, aunque sé algo por la lectura de tantos poetas, entre ellos Lorca, cómo no, un saludo-.