Sin motivo-.

Quien decide suicidarse, decide terminar con sus razones, con sus motivos. Los que le impulsan a vivir, como los que le impulsan a morir. En este caso, importa poco tanto lo primero como lo segundo. No es cuestión de luchar o no luchar: se trata más bien de por qué alguien se suprime por cualquier motivo, sin motivo. No existe lucha más dinámica, ni más suicida, que la de cualquier suicida en lo diario. En lo cotidiano. Hay quien es alegre y lo es normalmente por naturaleza; algo obvio y sin mucho interés. Pero están los que son tristes también por naturaleza, y no tienen más lucha en esta vida, que la de combatir esa tristeza imprecisa que les impulsa a malvivir, unos años más. Lo difícil del asunto, es determinar quién lucha más, si el que desiste o el que persiste.

Desistir no es luchar, sino ceder ante lo inevitable, claudicar ante las fuerzas impasibles de las circunstancias. No obstante, no seré yo quien censure a un suicida. Quién sabe qué pensamientos y sentimientos se alojan en cada cabeza, y lo insoportable que puede tornarse para alguien el mero acto de respirar. Hay diferentes maneras de afrontar y arrostrar las adversidades cotidianas del vivir. Lo malo es que cada uno es como es, tiene el temperamento que tiene, y la genética es muy tozuda, sobre todo por lo que se refiere a repetir los mismos errores.

Saludos, y gracias por compartir tus reflexiones.

Gracias Óscar por compartir tus opiniones y por ser certero en ellas. Me alegra saber que no me das la ''razón'', en este caso. Un saludo cordial-.

Óscar Bartolomé Poy escribió:Desistir no es luchar, sino ceder ante lo inevitable, claudicar ante las fuerzas impasibles de las circunstancias. No obstante, no seré yo quien censure a un suicida. Quién sabe qué pensamientos y sentimientos se alojan en cada cabeza, y lo insoportable que puede tornarse para alguien el mero acto de respirar. Hay diferentes maneras de afrontar y arrostrar las adversidades cotidianas del vivir. Lo malo es que cada uno es como es, tiene el temperamento que tiene, y la genética es muy tozuda, sobre todo por lo que se refiere a repetir los mismos errores.

Saludos, y gracias por compartir tus reflexiones.

Hola cuando entré sé que leí tu escrito, pero como aún no sabía el mecanismo, vete a saber donde se fue la respuesta o no la publicaría, en mi comentario te decía que quién decide acabar con el sufrimiento es cobarde y valiente, cobarde por no afrontar la vida, valiente por empuñar el arma o lanzarse al vacío o dónde halle la muerte.

LA VIDA ES COSA DE VALIENTES, decía mi madre, y tenía toda la razón.

La perdí de muy niña pero esas palabras quedaron grabadas en la mente de una niña de 10 años.

ABRAZOS

Tienes toda la razón, Violeta. Un abrazo!

cabalgar la bala...¿Por qué no?
la montura la pones tú
igual que el pie en el estribo
¿Por qué no?