Estampas

Un nuevo día se despereza
por la alta cordillera de su cintura,
una estrella en su oreja cuelga
ambarina por el sol que la aluza.

En su espalda una lluvia morena
que salpican de trenzas sus curvas,
y en su pecho desierto de prendas
un corazón latiendo entre dunas.

Dos caminos de sal son sus piernas
que hacia un sur misterioso apuntan,
y en el norte unos labios de seda,
escarlata que saben azúcar.

De la almendra el color de sus ojos,
del despojo soledad y desventura,
porque al tiempo sostengo su foto,
matutina mi plácida locura.

Un poema lleno de sensuales imágenes, llenas de placida belleza y para nada escandalosa dulzura. Me place dejar mi huella en tan sutiles letras. Felicidades poeta.