Tú y (no) solo tú

No, no fue reciente.
Mis palabras ya han sido lanzadas decenas de veces intentando hacer diana en antiguas decepciones.
Es que tú no lo sabes...
Pero yo renazco de dos mil maneras diferentes conectadas por el mismo hilo... Que no es el rojo.
Ya lo he dicho: cada vez una estrella se sube a un podio para que yo pueda adorarla y derramarme en poesías y consabidos llantos venideros.
Y es que es el modus operandi de las brujas invisibles de ceniza e inviernos, ¿para que esforzarnos en no llorar cuando el precio sería estar en el mismo bando? Sin horadar suelos ni cielos permaneciendo a ras del horizonte, en postura vertical, como partiéndonos por la mitad sin sentir "the other side of the moon".
Me convenzo de que todo esto ha sido y es necesario, de que soy yo la que teje las estrellas y las echa en el firmamento para hacer agujeros por los que mirar, a ratos, a su través, cual cerraduras que me obliguen a curiosear autoengañandome, quizás; de que todo está saliendo según el plan que nunca hice pero que es perfecto y en el que no hago caso a nadie.
Ojalá pueda dejar de tricotar cadenetas que no me sujetan a nada o no necesitar tutores para no tambalearme.