- ZetaPoeta en ciernesGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidad
- Mensajes : 78
Numen del poeta : 1159
Reputación : 9
Fecha de inscripción : 06/02/2022
Edad : 22
Localización : Cataluña
FALSO CABALLERO
Lun Oct 17, 2022 3:21 pm
Cantaban las leyendas que un hombre no temía nada,
andaba con botines de hierro y con impenitencia.
Creía que el día moría cuando cerraba los ojos,
pero todo era un pensamiento ilusorio de un necio convencido.
En realidad era un gato que maullaba rodeado de leones,
aunque él se veía como un rey y al resto como capital.
Imbécil, tonto redomado, estúpido creído
que crees que domas el mar y no tienes ni bañera.
Acompañado siempre de la soledad que ella no le da la espalda
trota por los campos baldíos del hortelano de la aldea.
Sin ideales ni idea de que hacer por la tarde
pernocta en un alzina que encuentra de casualidad.
Cédeme un minuto y un cigarro le demanda a un ciego,
no tengo reloj, pero creo que ya se va a hacer tarde.
Cállese insolente, le responde y hágame camino.
Y el ciego acaba con un ojo morado que tan poco lo necesita.
Luego se confiese en la ermita por lo cometido,
el padre le absuelve de pecado y sale un hombre nuevo.
Renovado por la santa ceremonia llega a su hogar,
se masturba pensando en la Virgen y come carne en la Cuaresma.
Tantas carcajadas provocan una ventosidad.
A mi que no me miren yo no he sido que soy un señorito.
Inaceptable que le acepten como un ser vulgar,
lanza una mirada a un niño en forma de acusación.
Petulante como un corcel de pura sangre,
provocar indiferencia no se puede permitir.
Admirador de mil mujeres, aunque ninguna le eche ojo,
pero no yace con nadie si no ve enaguas de satén.
Juega con las sombras del fuego que genera la hoguera
para reírse cuando hace el perro ladrador.
Lejos de su cuerpo se imagina, cubiertos de plata en la cocina,
pero Pinocho es de madera y siempre será así.
andaba con botines de hierro y con impenitencia.
Creía que el día moría cuando cerraba los ojos,
pero todo era un pensamiento ilusorio de un necio convencido.
En realidad era un gato que maullaba rodeado de leones,
aunque él se veía como un rey y al resto como capital.
Imbécil, tonto redomado, estúpido creído
que crees que domas el mar y no tienes ni bañera.
Acompañado siempre de la soledad que ella no le da la espalda
trota por los campos baldíos del hortelano de la aldea.
Sin ideales ni idea de que hacer por la tarde
pernocta en un alzina que encuentra de casualidad.
Cédeme un minuto y un cigarro le demanda a un ciego,
no tengo reloj, pero creo que ya se va a hacer tarde.
Cállese insolente, le responde y hágame camino.
Y el ciego acaba con un ojo morado que tan poco lo necesita.
Luego se confiese en la ermita por lo cometido,
el padre le absuelve de pecado y sale un hombre nuevo.
Renovado por la santa ceremonia llega a su hogar,
se masturba pensando en la Virgen y come carne en la Cuaresma.
Tantas carcajadas provocan una ventosidad.
A mi que no me miren yo no he sido que soy un señorito.
Inaceptable que le acepten como un ser vulgar,
lanza una mirada a un niño en forma de acusación.
Petulante como un corcel de pura sangre,
provocar indiferencia no se puede permitir.
Admirador de mil mujeres, aunque ninguna le eche ojo,
pero no yace con nadie si no ve enaguas de satén.
Juega con las sombras del fuego que genera la hoguera
para reírse cuando hace el perro ladrador.
Lejos de su cuerpo se imagina, cubiertos de plata en la cocina,
pero Pinocho es de madera y siempre será así.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.