Canción- Acuarela-.

Aquel poder,
cántico furioso,
roble desesperado,
que, dentro de la lengua,
crecía con la luz clara
y serena, del azul del mediodía.
Aquel poder misterioso,
hecho de blancas raíces,
piélago nocturno, que acontecía
dentro de una botella, de cristal
aterciopelado.
Su blanca fisonomía,
la extrema delgadez
de esa luz partida,
como del rayo.
Aquel poder furioso,
nadando contracorriente,
de pie, descalzo,
hecho de heridas leves.
Sobre el agua, una pintura
que cierra los recuerdos.

La luz y el rayo son símbolos poéticos muy poderosos. Aquí los conjugas bien, en un todo muy sugerente. Llama la atención que hay muy pocos verbos o acciones, pero sólo con las descripciones consigues un buen ritmo.

Saludos.

Gracias Óscar, muchas gracias por opinar y por comentar, saludos-.