Buscando luces

¿Por qué no paran las lágrimas?
Entender lo que pasa parece ser lo único que puede dar paz. Pero no es así, en realidad. Lo que mortifica es saberlo, entender que el rechazo no duele, no. Lo que rompe el pecho, las costillas y la garganta es haber creído entrar en una vida, sea como fuere, y haber sido expulsada al espacio exterior, por la escotilla y sin traje protector.
Después una se da cuenta de que no sólo eso está mal, que todo alrededor cuelga de hilos infinitamente delgados, que se van rompiendo soltando lastre y más cosas. Y mira, impotente y mezquina, cómo todo va cayéndose desde una y echa de menos cuando podía creer ser parte, evadirse, arreglar las cosas, tejer cuerdas resistentes. Porque una no es de esas personas empoderadas de moda que salen victoriosas a cada traspiés... Una se queda cada vez más coja y necesita bastones para no seguir partiendo huesos y rodillas y gargantas...
¿Es mucho esperar no ser tratada como nerd?
Y qué difícil es ponerse en el lugar del otro...
¿Fuiste tan acaparante y patética que ya ni siquiera queda el humo de la sombra de un suspiro? ¿Que ya estamos agusto olvidando, evitando...?

Me gustó mucho tu escrito, Ana.
Las relaciones humanas y su dolorosa fugacidad.
Un placer leete.
Abrazos.

Casandra escribió:Me gustó mucho tu escrito, Ana.
Las relaciones humanas y su dolorosa fugacidad.
Un placer leete.
Abrazos.

Gracias

" que todo alrededor cuelga de hilos infinitamente delgados"

Muy cierto. Todo es endeble y está sometido a la tiranía de lo efímero.

Saludos, Ana. Últimamente se te ve menos por aquí

Óscar Bartolomé Poy escribió:" que todo alrededor cuelga de hilos infinitamente delgados"

Muy cierto. Todo es endeble y está sometido a la tiranía de lo efímero.

Saludos, Ana. Últimamente se te ve menos por aquí

Gracias, Óscar, por tu comentario.
Sí, últimamente se me ve menos, en general. Aunque, a decir verdad, nunca se me ha visto mucho.