RELATO BREVE: EL VENDEDOR DE CASTAÑAS CALIENTES QUE LAS ENVOLVÍA CON SUS POEMAS...

Estaba harto, ya, de la cultura progre... De las jodiendas de Sánchez de aspirar a ser recordado en LA HISTORIA, se nota que hasta la tesis de su existencia plagió para los peores que él, como Hitler...

Cada otoño por cuando era otoño, pasaba por el puesto del vendedor de castañas... Y no le compraba... No me gustan las castañas calientes, la vida ya me dio suficientes castañas calientes... Así obré cada mañana... Una detrás de otra durante los meses y años suficiente en los que pude recopilar un poemario y siguiendo a la misma persona, que mohína en su aparente caos de vida... compraba, para desayunar un cartucho de siete castañas... ni una más ni una menos... y ella escogía... El vendedor de castaña no tenía remilgos... Así cada otoño... no otra estación, sólo en la estación del otoño.. Y lo hice rutina... la seguía hasta su puesto de trabajo... y al llegar en esa misma papelera echaba el cartucho vacío... Así lo hice hasta que completé el poemario... No volví más al absurdo rito... Cuando tuve el poemario lo paseé al ordenador y guarde los folios arrugados... Lo llevé a la editorial, una mañana, y se lo propuse a la verificadora de posibles éxitos para su publicación... Cómo es tradición en la editorial: "¡Paren, las rotativas!" Ese era el rito del editor jefe de que una gran obra se iba a publicar: EL VENDEDOR DE CASTAÑAS QUE EN VOLVÍA SUS POEMAS EN CARTUCHOS DE VERSOS... Hasta hoy se sigue leyendo, es un clásico ya de ventas contemporáneas y los enamorados, disfrutan sus versos con castañas... del mismo puesto, eso sí sin irse ya no de cartuchos envueltos en versos... sino de libros firmados por ese gran poeta... Yo volví a mi nuevo cometido de encontrar otro éxito para la editorial... Pero antes os añado el final de este relato breve: Me guardé el último cartucho de castañas que terminó esa mujer... Porque no había verso alguno sino una nota: SI ERES UN VIOLADOR QUE ME ACOSA TE CAPO... SINO, PERDONA, POR MI MIEDO Y PORQUE ESTOS ÚLTIMOS VERSOS ME LOS GUARDO... NO PODRÁS RECOPILARLOS SI LOGRAS LO QUE POR LOGRAR ME HAS VENIDO SIGUIENDO, TE PROPONGO, TRAS TU LOGRO, CENEMOS... Y TE LOS RECITARÉ, SI AGRADAS, EN EL CAFÉ...
Lo hice, me cargué de valor, lo hice y tras esa noche de café eterno, al amanecer, compramos juntos los dos, sendos dos cartuchos de castañas... sin importarle a ella la cantidad y sin escogerlas, eso sí ella con su cartucho de versos, yo con un libro nuevo de poemas firmados... Y por vez primera la acompañé al trabajo pero no tiró el cartucho esa vez me lo entregó hecho un corazón... Entonces me arrodillé y en medio de la calle me declaré y lo hice con esos últimos versos de aquel recuerdo: EL OTOÑO SE IRÁ TAN PLENO QUE NUNCA MÁS RETORNARÁ EN OTRO OTOÑO PORQUE QUISO SER TU ETERNO VERANO EN GOZO, AMOR... NOS CASEMOS... QUE TAN GRANDE ES NUESTRO AMOR QUE NINGÚN OTRO OTOÑO VUELVA A ADOLECER AMOR Y VERSOS... NO MÁS POEMAS... SÓLO SEAN VERSOS, PORQUE LOS VERSOS NUNCA PODRÁN CONVERTIRSE EN POEMAS... SON DEMASIADOS BELLOS... Y POR ELLO VERSON... PERO VERSOS ENAMORADOS... PORQUE SON PARA AMARLOS. MI AMADA ESPOSA: DIANCYS RIVERO...