Agua de lechos profundos-.

Ya fui. Ya existí.
En silencio, un mutismo
que acaece, agua de un lecho
tremendamente profundo, en ríos
revueltos que contienen un perfume
diverso, extinto, seráfico. Tu vetusta
existencia. Tu devenir contrario. Ofertas
y señales. Trampas y contagios. Contaminaciones.
La polución nocturna, un coágulo de sangre indescifrable.
Barreras que procuran el cáliz augusto. Ya fui, ya existí.
Bajo ciudades sometidas a la férula del crimen. Sobre
agresiones físicas cometidas por energúmenos pacientes.
Tras tierras defendidas por caóticas miradas. En murallas
legisladas por el tráfico de aves. Contra el iris y en favor
de las pupilas. Con todo, con el alma empuñada en un sigilo
de fervor. Mientras caían grandes nubes migratorias, cúmulos
circunloquios o estíos derramados. Soles negros como paredes
de pizarra. Lo que va cayendo. Grandes humos. Sótanos
admirables del cansancio roedor. Crecí, existí, fumé.
De la enorme fragilidad, caí, descendí, decliné, o rehúse.
Renunciando a la heredad. Términos coloquiales. Mi beso
transcrito en versos, ese aire noctámbulo que causa la evacuación
de líquidos. Y una gran polvareda. De odio y desamor. De desafecto.
Indiscriminado, sutil, o con grandes alas de silencio.21/06/16©

En un tono distinto, más flébil, también he disfrutado de estos versos. El léxico es feraz aquí, y las frases cortas, junto con las enumeraciones, sobre todo verbales, imprimen un gran ritmo.

Saludos.

Sí, Óscar, un poco luctuoso el poemita. Saludos y gracias-.