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La casa sola.
Sáb Nov 25, 2023 12:55 am
Ha quedado sola la casa, la casa y el portal, sola la calle y el banco solo, el banco donde por las tardes se sentaban a tomar el sol. Todo el pueblo un espacio vacío, el sonido de una campana; las campanas tocan de repente a media mañana cuando menos se lo espera uno, lejos de todo, más lejos del tiempo, un barco anclado en los hielos perennes de la naturaleza; cuando el sol escapa a borbotones entre las nubes, el sonido de las campanas de difuntos.
La casa huele a pescado y al final a pescado frito. Dos o tres personajes, personalidades importantes que pasean por la calle. El silencio esférico de la mañana.
He salido corriendo hasta el vado del río a contemplar el camino y la arboleda, corriendo desnudo, sintiendo el choque brutal del viento en la epidermis. No sucedía nada, no había nadie, no pude verle con la gorra y el bastón por el vado.
Pregúntale donde veía la muerte, o acaso dijera sólo que sí o quién lo decía, es extraordinario el vaho de viejo que despide su dentadura. Se ha quedado sola la cantina, la calle y sus amigos solos.
Recuerda cuando bajaba a la pradera o las veces que iba con sus amigos y no le gustaba, no, era sólo eso. ¿Por qué suceden algunas cosas? Las sensaciones más sutiles del mundo, algo como una baile de espejos unos pintados de blanco y otros de negro. Es la mano que sujeta el bastón, no eres tú pues estás muerto, una descarga de varios miles de voltios, quizás algo más simple. La cosa no es de la gente, ni ángeles ni demonios, cada medida de aceite en su botella, no le pertenece y, a veces, es el genio del autor, sus múltiples y audaces obras quienes terminan con las historias. No hay gitano capaz de hacer eso, quizás sean los lugares, el momento o los astros, o sean ellos jugando con la luz del sol, es algo hermético.
“¿A quién le cuento esto?”, me decía y después, “soy el portador del más terrible de los secretos”. Hay algo después de todo que me molesta, que no deja funcionar mis relojes, quizás sea mejor así, porque le veo, no deja de burlarse el muy triste de mí. Desconectado, sí, totalmente desconectado.
De todas maneras también te prometieron a ti un viaje por el Caribe por matar gamusinos, y si no…, ¡qué montón de ramos de flores sobre tu tumba!, y uno de rosas rojas, un rojo oscuro e intenso como sanguíneo para que la muerte se pinte los labios, o para para…, las he mirado de cerca, he cogido un capullo de esas rosas, carmín, ¡cuánta salud!, no se le puede decir eso a un muerto.
¡Qué frio llega del oeste!, un frío tan intenso que se ve Portugal. Estoy arreglando algo, seguro que lo has notado al llegar al pueblo, hace frío un frío redondo y grande como una nube que después se va con el día hacia el horizonte.
La casa sola, también el cementerio, porque se quedó yendo por la calle doblando el cuerpo, apoyando el bastón en el firme, diciendo que él era eterno y otras cosas, juramentos, nada serio entonces, acabó en el recuerdo, en el campo corriendo desnudo a toda velocidad para sentirse, para mover con los pasos el pedazo de hielo que enmarcaba su cuerpo.
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