lIMPOTENCIA

Yo sé‚ como saben los doctores,
que la tierra se mueve. Mis sentidos,
en cambio, no perciben sus latidos
ni sus ciclos, tampoco sus rumores.

Yo sé, porque la vida es agonía,
que el gusano se agita en el subsuelo,
se fatiga, mas nunca mi consuelo
llegará hasta su inmunda galería.

También sé de las ondas y tensiones
en los huecos espacios estelares
y en los otros más densos de los mares,
pero en ellos no están mis atenciones.

Cuántas cosas se ocultan bajo el velo
de lo grande o lo chico. Así el origen
y el final al que ciertas se dirigen,
más allá de mi afán y mi desvelo.

Tampoco mi consejo me precisa
la sustancia ni la íntima estructura
de mi alma, ni el don que ella procura.
Tan cerca está, tan lejos e imprecisa.