Recuerdo en el oído

Recuerdo en el oído
la metralla del silencio tras la riña.
No fui yo quien secuestró la historia
en un viaje sin retorno
condenando
la versión de los hechos
entre los barrotes de una pregunta
con respuesta propia.

Ya no me sangran los pretéritos
en mis oraciones,
ni me consuela el mar de una lágrima
para lanzar un mensaje
en la forma de un grito.

Y aunque sospecho
que aún retienes mi nombre
entre las colillas del remordimiento,
he perdido la costumbre
de recoger un cadáver
cada vez que lo encuentro.

Ahora,
los días ofrecen en su semántica
desnuda la excusa perfecta
para ahuyentar a los sinónimos,
o para hacer del paisaje
una doctrina sin retórica.

Y si la vida me arredra
o mancha una sonrisa
con su melancolía,
escribo derecho
sobre sus márgenes.

Poderosas imágenes bañadas en un aura de inmarcesible melancolía, algo que siempre te ha distinguido. Desde los primeros versos es fácil dejarse mecer por tu poesía.

Me alegra leerte de nuevo por aquí, Miguel Ángel. Un abrazo.

Muchas gracias por la amable visita y comentario, Óscar.
Como bien apuntas, la melancolía es un rasgo que me define.
Yo también me alegro de estar por aquí, aunque ahora escribo muy de tarde en tarde.
Un fuerte abrazo, amigo.

Desgranando fuerte melancolía en tu poesía
Saludos