A LA DERIVA

Sin saberme vivo, por dentro muero                                                                                                  
Mi cuerpo libra singular batalla
Osada valentía de intrépido guerrero
Obstinado en derribar, de piedra muralla.

Queriendo llegar a donde llegar no puedo
Y aunque en el intento voy dejando vida
Valiente me siento, superando mi miedo
Afrontando la más que inminente caída.

Desconocida profundidad me acecha
Entre acantilados de mar bravío
De escarpada naturaleza maltrecha
La destrozada quilla, apenas sujeta el navío.

Devastado barco a la deriva y sin gobierno
Como sin rumbo ni timón transcurre mi vida
Abocado sin remedio a un ardiente infierno
Tras décadas de apurarla sin control ni medida.

Pensamientos tengo que me hielan el alma
Magullada alma, de arraigo quebrada
Marchita de tiempo y de tiempo sin calma
Como sin calma pasan los días de una vida errada.

Condenado asisto, al devenir de acontecimientos
Que me traen o me llevan según sople el viento
Y me arrojan a un mar, de oscuros inciertos
Susurrando a mi oído “Memento morí” como un lamento.

Vivo sintiendo que de arrepentimiento muero
Más la muerte en vida, considero justo precio
Para saldar la deuda, de mi conciencia prisionero
En tenebroso calabozo, pago y peno por necio.

Profundos versos con un sentidas palabras. Hermoso.

Un abrazo Miguel.

Gracias Catalina
es un poco oscuro ¿no te parece?

Si me lo parece, pero eso ocurre cuando se está a la deriva frente a la vida
y quieres llegar a donde llegar no puedes, bien lo dices.
Me encantó tu poema. Lo releí.

Gracias Catalina
que bien sabes leer entre lineas
la verdad es que si
estoy un poco depresivo.