La ingenuidad del Amor.

Quieren hablar del amor
como si fuera una transacción:
"Yo doy el 50% en esto,
y tú de la otra mitad te encargas."
"Nos vemos esta noche en tal sitio,
que a las dos nos queda
por el mismo camino"

Cuando hables conmigo,
no me des clases de aritmética
que cuando yo hablo del amor
me gustaría salir corriendo.
Y no me refiero a huir al destierro,
yo quiero que tomen mi mano
y juguemos a perseguir el viento.

Quiero que una tarde cualquiera
cuando la vida nos pese toneladas,
nos tiremos de espaldas,
en el pasto del parque más cercano
y compitamos para ver
cuál de las dos encuentra
más figuras en las nubes que van pasando.

Quiero que cuando tus ojos
sean un mar de lágrimas,
vengas hacia mi corriendo
porque en mi pecho encuentras consuelo,
y con esa urgencia te aferres a mi cintura
porque allí puedes rendirte al sueño.

No quiero que nuestras peleas
terminen en unas maletas empacadas,
quiero que me digas sin titubeos:
"No te soporto en este momento
pero te amo, a pesar de todo esto."

Hablan del amor como si fuera
una obligación social:
"A los 25 encuentro pareja,
y antes de los 30's
tengo que caminar hacia el altar."

A mí que me encuentre al tiempo,
sin prisas pero sin contratiempos.
Que sean las haditas de mi niñez
las que marquen el camino,
porque ellas me han guiado
y en sus decisiones siempre confío.

No me hablen del amor
en términos de adultos,
suficiente tengo
con lo roto que está el mundo.
Háblenme de corazones
y de pequeñas Hadas,
háblenme de travesuras
y de adivinanzas mal contadas.

Si dicen que el amor
es un concepto abstracto,
entonces déjenme a mí
que lo defina
como dos pingüinitos
que viven tomados de la mano.

Anangela Jugo