Lengua y mundo.

Detenete y pensá.
Abrí el paso al pasado.
Ser o no ser
¿No era esa la cuestión?
Inmutable no existe,
Ser conlleva no ser.
Se es con la lengua:
La historia que cuentas,
Que te cuentas, eso sos.
Lengua y mundo son uno.
Quien observa, habla.
Y solo puede observar
De lo que puede hablar.
Una burbuja lingüística,
Esa es la verdad.
Donde verdad es poesía,
Y poesía es interpretación,
Interpretación es lengua.
Lengua, entonces es mundo.
Hablo de algo y callo el opuesto.
Hablar del otro, habla de vos.
El observador, el hablante,
No puede quedar al margen,
Ni de su observación, ni de sus palabras.
Somos hijos de este tiempo,
Latente, rápido y ruidoso.
Se escuchan más lenguas,
Mas divergencias, hay más miel
Porque hay más abejas.
Invito a sacudir el panel.
Teniendo yo como progenitor
Al tiempo posmoderno.
Y desde ya, me disculpo
Por la acción de reflexionar
Sobre el lenguaje, desde el lenguaje.

Me hablando de ideas, me abandono a la sugestión:
Césped alternativo alto como montaña, sensible al tacto, ínfimo creyente del ébano.
Un tibetano hablando de amor. Escalando pulpa y pecho virgen. Leguas de polvo y arañas, ademanes evangélicos, interminables adjetivos, persistentes, comparables me retan a replantear, me humillan y me enorgullecen.
En arenas escénicas de ritmos silbados viajo si punto ni coma salgo en saltos buscando el semblante de un ángel hispanohablante.
Camino sobre mi, por y para mi.