Señales

No era una buena señal. Aquella mañana, cuando pasaba por el comedor escolar camino del trabajo, no vio al conejo. Tampoco se cruzó con la dama del perrito en El Trigal -un caniche enano blanco, como el suyo, aunque con el pelo más cardado y lustroso-. Ni siquiera divisó en la distancia a la fatigosa madre con su hija, siempre a la carrera en pos del autobús -y no dejaba de preguntarse si alguna vez lo perderían-. O al chico del patinete eléctrico que subía lanzado la cuesta. Aquella mañana, decía, no vio a ninguno de aquellos seres que poblaban su galería de imágenes matutinas, y sintió como una punzada de irrealidad, como si aún no hubiera despertado del sueño.

Cuando la rutina es el código fuente y ya no quedan ovejas negras ni blancas, sólo grises; un pantallazo azul es un sobresalto que puede darte la vida o la certeza de que estás muerto.

Be black lamb my friend.

Muy sugerente.

Saludos.

Hernández Latorre escribió:Cuando la rutina es el código fuente y ya no quedan ovejas negras ni blancas, sólo grises; un pantallazo azul es un sobresalto que puede darte la vida o la certeza de que estás muerto.

Be black lamb my friend.

Muy sugerente.

Saludos.

Se trata de una descripción de un paisaje de mi vida que ya me abandonó, pero en su momento me pareció curiosa la simbología y quise plasmarlo.

Hay personas y lugares que nos acompañan durante un tiempo y, en cierto modo, aun sin conocerlas, dan sentido a nuestras vidas.

Hace ya unos cuantos años que escribí esto y hoy lo he rescatado del olvido. No tendrá mucho valor literario, pero ahí queda.

Saludos, Mariano.