- María LópezPoeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroMirmidónVeterano del foro
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Sofá
Jue Jun 11, 2015 4:45 pm
-¿Por qué me miras así?
- Creo que ya no te conozco.
- ¿Me has conocido alguna vez?
- Sí, antes de que necesitara beber para olvidar todo lo que no me gusta de ti, cuándo tenía valor para decírtelo
- ¿Y cuántas copas necesitas ahora?
- Ahora las copas solo me sirven para llorar lo que queda de mí.
- ¿Qué queda de ti?
- Nada.
Eso fue todo, tus últimas palabras. Después de eso, te perdiste para siempre envuelta en la bruma que un día te trajo a mi vida.
No fue fácil olvidarte, nunca lo conseguí del todo. Se sucedió la ausencia, el miedo, un poco de soledad y la firme convicción de que nadie podría llenar ese hueco. Las dos lo sabíamos, yo te amaba sin condiciones.
Al cabo de dos años, me contaron que te casaste con un hombre y que vivías cerca del mar, no muy lejos de esta ciudad que amaste, me dijeron que eras feliz y esperabas un niño.
Tres años después, cinco desde que te fuiste, recibí tu llamada como si de una cuchillada se tratase.
-Hola, ¿me reconoces?, ¿sabes quién soy?
-Sí-te dije, por toda respuesta, conteniendo para mí el decirte que hay voces que son como músicas y se quedan para siempre en nosotros.
-Necesito verte.
-Sí-fue el único monosílabo que pude pronunciar.
Nos vimos tres días después, viniste a mi casa y me dijiste que todo estaba igual en el piso, que casi te había dado miedo entrar, que te parecía un déjà-vu de la memoria.
Te vi más delgada, quizás algo más mayor, aunque para mis ojos, quedaste siempre detenida en la edad que tenías cuando te marchaste y en su mirar escéptico seguías teniendo el mismo rostro, la misma piel.
Te preparé un café de esos sin azúcar que tú tomas, te sentaste en el sillón y te aventuraste a decirme sin pelos en la lengua que debía cambiarlo, que seguía siendo tan incómodo como siempre.
Me contaste que tu marido había fallecido, me enseñaste una foto, un hombre canoso sostenía en los brazos a un bebe de unos dos años. Dijiste que lo habías pasado mal pues había tenido una enfermedad, pero que en realidad ese matrimonio había sido un simulacro, un paso hacia adelante, que te equivocaste, aunque tenías una niña preciosa que era la alegría de tu vida y sólo por ello había valido la pena.
Te escuchaba atentamente, casi sin interrumpir, ¿qué podría decirte yo?, no sabía que explicarte de mi vida, pensé que no había cambiado nada en ella desde que tú te fuiste, como mi piso, mi vida no había sido habitada desde entonces.
De repente, te acercaste a mí y me besaste, no dejabas de repetirme que siempre sentirías lo nuestro de esta manera, yo quería preguntarte-¿de qué manera?-pero no me atreví. Después la ropa que me cubría el cuerpo se fue cayendo al suelo amontonada torpemente en cualquier lugar junto a la tuya, al lado de aquel incómodo sofá. Un murmullo de caricias habitaba nuestros cuerpos y fui incapaz de pensar en nada, siempre me traes ese silencio de la mente contigo, de la mente que se acalla, siempre te sentí así, cuando hay amor la mente se evapora.
Para mi sorpresa o estupor, lo que salía de tu boca eran palabras cálidas, como caricias de la voz, era como si de repente te sintieras en casa, tu sitio, tu lugar, como si pudieras ser tú decías. Yo no podía pensar en nada, estaba totalmente entregada a sentir tu cuerpo respirar junto al mío, a mecerme en esa respiración.
Después te vestiste, tenías prisa, tu hija dijiste estaba en casa de la vecina, tenías que irte. No me atrevía a preguntarte si te vería, si volvería a verte, pero entonces abrochándote el cinturón a toda prisa me dijiste;-¿te puedo llamar de nuevo?, -sí-respondí casi en un susurro.
Pasaron siete días sin que el teléfono sonara, yo me quedé como una estatua esperando que sonase. Llamé a unos amigos, me dieron tu dirección como a regañadientes y fui a verte.
Cuando llegué me alegró pensar que desde ese balcón pudieras ver el mar y la sonrisa me hizo perder el miedo. Llamé al interfono mientras pensaba en que te iba a volver a ver en pocos segundos, tenerte de nuevo a mi lado, oírte respirar junto a mí. Entonces se abrió la puerta y salieron un par de figuras del portal, ensombrecidas por la falta de luz. Vi una niña risueña que tenía tu misma sonrisa y esos ojos verdes inconfundibles que son tuyos. A su lado, de la mano un hombre canoso le sonreía y le decía; -Cariño, ¿vamos a buscar a mamá al trabajo?
Un poco aturdida y todavía confundida ante aquella inesperada visión en el portal,volví a mi ciudad, me acompañaba la música, el piano del Ragtime de Scott Joplin sonando en mi coche, sonaba a risa, a estafa, a golpe en la mesa en aquellos momentos.
Pero antes de volver a casa y sin saber muy bien cómo terminé allí, me fui al Ikea más cercano y me compré un sofá, más cómodo, más cálido, más grande,,,para albergar mis sueños.
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Re: Sofá
Vie Jun 12, 2015 12:26 pm
Me ha parecido un buen relato, muy bien estructurado, con un principio en forma de diálogo y un final que cierra perfectamente el círculo y esa simbología del sofá, antiguo y nuevo, incómodo y confortable, que representa gráficamente los cambios existenciales. Cuando alguien del pasado regresa a nuestras vidas la experiencia resultante no suele ser grata.
Un abrazo, María.
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Re: Sofá
Vie Jun 12, 2015 1:35 pm
Me ha gustado mucho tu relato, María, con esa atmósfera tan tuya, elegante, melancólica, triste.
Me ha gustado esta frase: "siempre me traes ese silencio de la mente contigo" es una frase que te hace etérea, te suspende del aire de esa atmósfera tan sensual del encuentro, dominada y dominante a la vez, envolvente.
Estupendo, María. Un saludo.
Me ha gustado esta frase: "siempre me traes ese silencio de la mente contigo" es una frase que te hace etérea, te suspende del aire de esa atmósfera tan sensual del encuentro, dominada y dominante a la vez, envolvente.
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Re: Sofá
Sáb Jun 13, 2015 2:48 pm
Óscar Bartolomé Poy escribió:Me ha parecido un buen relato, muy bien estructurado, con un principio en forma de diálogo y un final que cierra perfectamente el círculo y esa simbología del sofá, antiguo y nuevo, incómodo y confortable, que representa gráficamente los cambios existenciales. Cuando alguien del pasado regresa a nuestras vidas la experiencia resultante no suele ser grata.
Un abrazo, María.
No lo sé, me temo que tengas razón en esa teoría o en esa sentencia..., pero, es curioso hay gente que sin vivirlo lo sabe, yo no soy tan severa, siempre temo equivocarme en mis apreciaciones.
El relato, era una especie de juego, nos dieron el mismo diálogo a todos y cada quien edificó su historia, fue una estupenda experiencia que me gustó compartir, salieron cosas tan diversas como personas jugaron a aquel juego, fue divertido.
Un abrazo, Óscar.
_María
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Re: Sofá
Sáb Jun 13, 2015 2:53 pm
M.G.Hernández escribió:Me ha gustado mucho tu relato, María, con esa atmósfera tan tuya, elegante, melancólica, triste.
Me ha gustado esta frase: "siempre me traes ese silencio de la mente contigo" es una frase que te hace etérea, te suspende del aire de esa atmósfera tan sensual del encuentro, dominada y dominante a la vez, envolvente.
Estupendo, María. Un saludo.
Me hace feliz tu comentario, Mariano. La frase que citas es mi preferida en el relato, creo que es así, creo que cuando hay amor, la mente se esfuma, no puede estar en ese lugar al lado del corazón y del alma...y es catastrófico el decir esto, pues cuando la mente acude a esa escena sé aunque me gustara engañarme a mí misma, que simplemente es otra cosa, es una chivata....
Me alegra si te gustó.
Un abrazo, Mariano.
_María
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