Aquello que empezamos

Aquello que empezamos,
no solo fue una historia de amor;
no cuando te dejaba como un rastro
el corazón
para que fueses a buscarme,
y hallándome,
volviera a latir entre tus manos.

Nunca te regalé una estrella,
ni a los confines de la tierra
le robé la aurora
para que fuese el tapiz de nuestros sueños.
Porque no nos hizo falta un lugar
para aprender a amarnos,
ni luces hialinas
que prestasen su pureza.

Entre tú y yo,
no había más que un sí
de distancia, y luego,
nos quedó la vida
para recorrernos.

Ha pasado el tiempo, atalaya innecesario,
testigo y no condicionante
que impone normas
a lo que no puede medirse.
Y ahora estamos aquí, aguardando;
donde el día fricciona con la noche
su verdad;
donde la vida encuentra una forma
para serlo
y un porqué de su existencia.

Aquí, dichosos,
con la belleza ahumada del momento
entre las manos sudorosas,
apretando el mundo con ellas
para vernos los ojos,
y una oración  mal acabada
en nuestras bocas.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Aquello que empezamos,
no solo fue una historia de amor;
no cuando te dejaba como un rastro
el corazón
para que fueses a buscarme,
y hallándome,
volviera a latir entre tus manos.

Nunca te regalé una estrella,
ni a los confines de la tierra
le robé la aurora
para que fuese el tapiz de nuestros sueños.
Porque no nos hizo falta un lugar
para aprender a amarnos,
ni luces hialinas
que prestasen su pureza.

Entre tú y yo,
no había más que un sí
de distancia, y luego,
nos quedó la vida
para recorrernos.

Ha pasado el tiempo, atalaya innecesario,
testigo y no condicionante
que impone normas
a lo que no puede medirse.
Y ahora estamos aquí, aguardando;
donde el día fricciona con la noche
su verdad;
donde la vida encuentra una forma
para serlo
y un porqué de su existencia.

Aquí, dichosos,
con la belleza ahumada del momento
entre las manos sudorosas,
apretando el mundo con ellas
para vernos los ojos,
y una oración  mal acabada
en nuestras bocas.

No sé si es verdad que últimamente no hallas mucha inspiración para componer poemas, pues, a juzgar por estos versos, yo diría que no te falta numen ni estro. Los versos que te he subrayado me han parecido muy bellos, melancólicos, sí, como es habitual en ti, pero también esperanzados, como en tu aforismo.

No dejes de escribir, amigo. Tienes mucho que ofrecer a las letras. Un abrazo, Miguel Ángel.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Aquello que empezamos,
no solo fue una historia de amor;
no cuando te dejaba como un rastro
el corazón
para que fueses a buscarme,
y hallándome,
volviera a latir entre tus manos.

Nunca te regalé una estrella,
ni a los confines de la tierra
le robé la aurora
para que fuese el tapiz de nuestros sueños.
Porque no nos hizo falta un lugar
para aprender a amarnos,
ni luces hialinas
que prestasen su pureza.

Entre tú y yo,
no había más que un sí
de distancia, y luego,
nos quedó la vida
para recorrernos.

Ha pasado el tiempo, atalaya innecesario,
testigo y no condicionante
que impone normas
a lo que no puede medirse.
Y ahora estamos aquí, aguardando;
donde el día fricciona con la noche
su verdad;
donde la vida encuentra una forma
para serlo
y un porqué de su existencia.

Aquí, dichosos,
con la belleza ahumada del momento
entre las manos sudorosas,
apretando el mundo con ellas
para vernos los ojos,
y una oración  mal acabada
en nuestras bocas.

Es un muy hermoso poema, Miguel Ángel, destaco la última estrofa y esos dos versos finales con los que rematas el poema de una forma muy precisa. Estoy de acuerdo con Óscar, tienes cosas dentro que decir y yo estaré siempre encantada de escucharlas.

Un abrazo grande.

_María

Óscar y María, muchas gracias por pasaros a comentar y por dejar tan cálidas palabras.
Me alegra que os haya gustado el poema.
Estos versos los compuse hace unos meses, y que en su momento lo publiqué en otro foro.
Un fuerte abrazo

Hola, Miguel. Creo que no es la primera vez que te he dicho que me encanta tu voz poética. Me parece que consigues hacer vibrar al recuerdo de una manera especial. Destaco la tercera estrofa y la del cierre, que se vuelven rocío de belleza en los ojos de quien lee. Abrazo y felicitaciones, amigo.

Miguel Ángel Martínez Góm escribió:Aquello que empezamos,
no solo fue una historia de amor;
no cuando te dejaba como un rastro
el corazón
para que fueses a buscarme,
y hallándome,
volviera a latir entre tus manos.

Nunca te regalé una estrella,
ni a los confines de la tierra
le robé la aurora
para que fuese el tapiz de nuestros sueños.
Porque no nos hizo falta un lugar
para aprender a amarnos,
ni luces hialinas
que prestasen su pureza.

Entre tú y yo,
no había más que un sí
de distancia, y luego,
nos quedó la vida
para recorrernos.

Ha pasado el tiempo, atalaya innecesario,
testigo y no condicionante
que impone normas
a lo que no puede medirse.
Y ahora estamos aquí, aguardando;
donde el día fricciona con la noche
su verdad;
donde la vida encuentra una forma
para serlo
y un porqué de su existencia.

Aquí, dichosos,
con la belleza ahumada del momento
entre las manos sudorosas,
apretando el mundo con ellas
para vernos los ojos,
y una oración  mal acabada
en nuestras bocas.

Me ha gustado mucho el poema, Miguel Ángel. Coincido con los demás en esas estrofas y el final que es muy potente. También destaco el uso del lenguaje y las metáforas que dan gran dimensión al sentimiento.

Un saludo.

Marius y Mariano, quedo agradecido por vuestras amables palabras. Me alegra sentir vuesta cercanía.
Un fuerte abrazo, amigos.

Recupero este excelente poema de Miguel Ángel, que bien merece ser leído.

Coincido con algunos de los comentarios ya expuestos. Un poema realmente hermoso, me evoca muchas sensaciones. Hay versos que me han parecido muy interesantes, especialmente la estrofa:

Entre tú y yo,
no había más que un sí
de distancia, y luego,
nos quedó la vida
para recorrernos.

Cinco versos para condensar una distancia y un recorrerse la vida uno al otro. Me parece perfecto.

Un saludo