Alta dirección

El altivo que habla con la barbilla alta habla en la dirección equivocada.

Hernández Latorre escribió:El altivo que habla con la barbilla alta habla en la dirección equivocada.

Parece que de un tiempo a esta parte tu género estrella es el aforismo.

La altivez está mal vista, pero pienso que en no pocas ocasiones se confunde con la timidez. Por otra parte, su opuesto, la humildad, a menudo está viciada de hipocresía o falsa humildad, así que es difícil encontrar un término medio o algo que sea 100% puro.

Saludos, Mariano.

Ese es el tema, que no hay términos absolutos e indiscutibles.
Si hago un ejercicio de empatía con posibles lectores de mis comentarios, veo fácil que me vean altivo, soberbio o pedante, es más; estoy seguro de que he tirado a posibles usuarios para atrás con ellos.
Otros me podrán ver de otra manera, pero si me esfuerzo un poco más y tiro de honestidad, puedo reconocer que a veces (o siempre) peco de todo un poco (o un mucho) ya sea consciente o inconscientemente. De hecho, trabajo duro para liberarme de estos errores y de otros que podré cometer de forma más evidente de lo que puedo reconocer, o no tanto.
Este esfuerzo me ha servido para estar contento conmigo mismo a esta edad, por eso este reciente cumpleaños ha sido especial para mí. Hace poco dije en uno de mis espirituosos momentos algo que suena errático y ridículo: que me sentía o quería ser un cuasi-suprahombre de Nietzsche y anarquista de los de Sampedro, un hombre liberado de cualquier dogma impuesto y ajeno que reconoce siempre la autoridad moral y nunca la impuesta, un hombre con una moral propia cuyo baremo de calidad se mide en lo que aporta al entorno. Y, sí, el entorno me dice que "cada  día mejor". Pero claro, ese entorno es Mi Entorno, en otros ya no sé porque reconozco cierta "agresividad" a la hora de expresar claramente lo que (pienso) mucha gente calla, y eso puede ser visto como altivez, soberbia o pedantería, y quizás lo sea, aunque yo, en mi subjetividad, lo veo como un intento de cambiar las cosas, lo establecido.

Mientras escribo este comentario veo el velo del primitivismo zarandeado por el viento de la libertad, y a veces me ciega y a veces desaparece. Sé que ese velo nunca caerá, pero intentarlo me hace ser feliz a pesar (o porque) mi vida anterior a mis cincuenta se ha derrumbado.

Saludos.

Hernández Latorre escribió:Ese es el tema, que no hay términos absolutos e indiscutibles.
Si hago un ejercicio de empatía con posibles lectores de mis comentarios, veo fácil que me vean altivo, soberbio o pedante, es más; estoy seguro de que he tirado a posibles usuarios para atrás con ellos.
Otros me podrán ver de otra manera, pero si me esfuerzo un poco más y tiro de honestidad, puedo reconocer que a veces (o siempre) peco de todo un poco (o un mucho) ya sea consciente o inconscientemente. De hecho, trabajo duro para liberarme de estos errores y de otros que podré cometer de forma más evidente de lo que puedo reconocer, o no tanto.
Este esfuerzo me ha servido para estar contento conmigo mismo a esta edad, por eso este reciente cumpleaños ha sido especial para mí. Hace poco dije en uno de mis espirituosos momentos algo que suena errático y ridículo: que me sentía o quería ser un cuasi-suprahombre de Nietzsche y anarquista de los de Sampedro, un hombre liberado de cualquier dogma impuesto y ajeno que reconoce siempre la autoridad moral y nunca la impuesta, un hombre con una moral propia cuyo baremo de calidad se mide en lo que aporta al entorno. Y, sí, el entorno me dice que "cada  día mejor". Pero claro, ese entorno es Mi Entorno, en otros ya no sé porque reconozco cierta "agresividad" a la hora de expresar claramente lo que (pienso) mucha gente calla, y eso puede ser visto como altivez, soberbia o pedantería, y quizás lo sea, aunque yo, en mi subjetividad, lo veo como un intento de cambiar las cosas, lo establecido.

Mientras escribo este comentario veo el velo del primitivismo zarandeado por el viento de la libertad, y a veces me ciega y a veces desaparece. Sé que ese velo nunca caerá, pero intentarlo me hace ser feliz a pesar (o porque) mi vida anterior a mis cincuenta se ha derrumbado.

Saludos.

A eso me refería. Yo también sé que mi actitud, aquí y fuera, puede ser juzgada como altiva, y eso, ineluctablemente, te granjea animadversiones. Pero como siempre trato de ser fiel a mis principios y no me gusta tratar de aparentar lo que no soy, no adopto el papel de la modestia. Prefiero pasar por altanero (o pedante, como también mencionas) que por Tartufo.

Saludos.

Óscar Bartolomé Poy escribió:

Hernández Latorre escribió:Ese es el tema, que no hay términos absolutos e indiscutibles.
Si hago un ejercicio de empatía con posibles lectores de mis comentarios, veo fácil que me vean altivo, soberbio o pedante, es más; estoy seguro de que he tirado a posibles usuarios para atrás con ellos.
Otros me podrán ver de otra manera, pero si me esfuerzo un poco más y tiro de honestidad, puedo reconocer que a veces (o siempre) peco de todo un poco (o un mucho) ya sea consciente o inconscientemente. De hecho, trabajo duro para liberarme de estos errores y de otros que podré cometer de forma más evidente de lo que puedo reconocer, o no tanto.
Este esfuerzo me ha servido para estar contento conmigo mismo a esta edad, por eso este reciente cumpleaños ha sido especial para mí. Hace poco dije en uno de mis espirituosos momentos algo que suena errático y ridículo: que me sentía o quería ser un cuasi-suprahombre de Nietzsche y anarquista de los de Sampedro, un hombre liberado de cualquier dogma impuesto y ajeno que reconoce siempre la autoridad moral y nunca la impuesta, un hombre con una moral propia cuyo baremo de calidad se mide en lo que aporta al entorno. Y, sí, el entorno me dice que "cada  día mejor". Pero claro, ese entorno es Mi Entorno, en otros ya no sé porque reconozco cierta "agresividad" a la hora de expresar claramente lo que (pienso) mucha gente calla, y eso puede ser visto como altivez, soberbia o pedantería, y quizás lo sea, aunque yo, en mi subjetividad, lo veo como un intento de cambiar las cosas, lo establecido.

Mientras escribo este comentario veo el velo del primitivismo zarandeado por el viento de la libertad, y a veces me ciega y a veces desaparece. Sé que ese velo nunca caerá, pero intentarlo me hace ser feliz a pesar (o porque) mi vida anterior a mis cincuenta se ha derrumbado.

Saludos.

A eso me refería. Yo también sé que mi actitud, aquí y fuera, puede ser juzgada como altiva, y eso, ineluctablemente, te granjea animadversiones. Pero como siempre trato de ser fiel a mis principios y no me gusta tratar de aparentar lo que no soy, no adopto el papel de la modestia. Prefiero pasar por altanero (o pedante, como también mencionas) que por Tartufo.

Saludos.

No sé cómo te ven los demás, yo no te veo altanero ni nada parecido, te veo capacitado y con autoridad moral en esto de la poesía.
Conozco ingenieros que no saben ser soberbios y se estrellan a menudo contra la realidad. Otros sí saben y pueden serlo por su capacidad. Quizás haya una delgada línea entre la soberbia y la humildad como entre el amor y el odio.

Saludos.