Matemática de la desdicha-.

Permitid que se acumulen en mí
las desdichas, los argumentos solidarios,
las redundantes fórmulas de atavismos inciviles:
allá donde crece el heno, existe la justificación intacta
de la flor.
Dejad que la lengua se me atrofie, que utilice
vastos sistemas de signos inmateriales, y que la
corona de flores que porto, matemáticamente
explore su eficacia de nenúfar inquieto.
Predominio de las jaulas; los infantes derrotados
cumplen con su cometido de amarillo ciprés, y mi cuerpo
se ofrenda a la tortura-.

Me gusta mucho, aunque me costó encajar los tres últimos versos. Hay que leerlo varias veces y despacio hasta encontrar su ritmo más allá de la puntuación. Bravo

Muchas gracias Pablo, por tu elogio; sí, los tres últimos versos son significativos y aunque aparecen junto al resto del poema fusionados, bien pudieran actuar por separado. Un saludo y feliz entrada de año!

No puedo evitar compararlo con el otro poema que publicaste hoy, y la balanza se inclina claramente hacia aquél. Éste no es malo, ni mucho menos, pero tampoco me deja ninguna imagen para el recuerdo, excepto por ese color "amarillo ciprés".

Saludos, Bienve.

Óscar Bartolomé Poy escribió:No puedo evitar compararlo con el otro poema que publicaste hoy, y la balanza se inclina claramente hacia aquél. Éste no es malo, ni mucho menos, pero tampoco me deja ninguna imagen para el recuerdo, excepto por ese color "amarillo ciprés".

Saludos, Bienve.

Gracias Óscar, aunque siento que no sea muy de tu agrado. La improvisación no siempre es buena consejera. Un saludo!