Incendio

Deja de buscar el interruptor, pequeño,
se quemó junto a tu juguete favorito
-dijeron las imágenes en la televisión-.

Las llamas hoy me han susurrado
que de la luz ya no soy pretendiente.
Hay sombras escondidas bajo mi cama,
irónico, pues no hay luz en mi cuarto
además de este fuego.

Bailarinas danzan sobre el humo
gritando blasfemias en mi nombre.
Me estiro en mi cama sosegado,
anulo la tensión callando al fuego,
¡shh!, parpadeo,

y al abrir los ojos no veo nada,
mis pestañas están ardiendo,
se me hace difícil respirar,
pero ya da igual.

Está muy bien, pero yo que tu le daría otra vuelta, me parece a mi. Yo, con 16 años , n olía la poesía. Hoy casi que tampoco,y ya pasaron demasiados

Me gustó mucho, un saludo-.

El inicio contiene una interpelación similar a la del anterior poema:

"Deja de buscar el interruptor, pequeño,"

Para mi gusto es demasiado brusca.

En este hipérbaton sí le daría la razón a Mariano en que resulta muy forzado:

"que de la luz ya no soy pretendiente."

Como es habitual en ti, lo mejor lo reservas para el cierre, aunque también me parece digna de mención (por la novedad que supone en tu poesía) la acotación de la primera estrofa, así como las onomatopeyas y otras figuras que tratan de establecer una comunicación directa con el lector.

Saludos, Sofi.