- Pablo Tormo SalesPoeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroPoema de la SemanaReconocimiento al mejor poema de la semanaMirmidónVeterano del foro
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XLII
Lun Feb 03, 2020 12:39 pm
XLII
El aire te cayó suavemente
(o fue la nube o la estrella) y tan sin peso
como la sombra del sueño
que el amanecer no pudo borrar.
Has descendido entre la paz
de los verdes cipreses
que dan sombra a las sombras
para hacer tuyas las palabras sin tiempo,
cicatrices en el mármol, y que me llegan
en un susurro inesperado de esa luz
que es música y fuego, galope de timbales
y recuerdo rojo de amapolas fugaces.
En el lomo de un delfín eres azul,
relámpago de un instante en el mar
que nos enamoró y será el último hogar,
allí donde se me curen las heridas sin sangre
tan solo con la caricia de esos ojos
que consuelan o reparan infinitamente
el sufrimiento. De la quietud
de los espacios que abres y son nieve
y espuma, de la mansedumbre
de tu respiración blanca que respiro
esta noche como respiran los pinos
el vals de los planetas incansables,
no quiero alejarme nunca,
nunca de tu espacio, de tu silencio,
de tus alas y de ese reloj
que tu latido ha puesto en marcha
y es el límite de todos mis días.
El aire te cayó suavemente
(o fue la nube o la estrella) y tan sin peso
como la sombra del sueño
que el amanecer no pudo borrar.
Has descendido entre la paz
de los verdes cipreses
que dan sombra a las sombras
para hacer tuyas las palabras sin tiempo,
cicatrices en el mármol, y que me llegan
en un susurro inesperado de esa luz
que es música y fuego, galope de timbales
y recuerdo rojo de amapolas fugaces.
En el lomo de un delfín eres azul,
relámpago de un instante en el mar
que nos enamoró y será el último hogar,
allí donde se me curen las heridas sin sangre
tan solo con la caricia de esos ojos
que consuelan o reparan infinitamente
el sufrimiento. De la quietud
de los espacios que abres y son nieve
y espuma, de la mansedumbre
de tu respiración blanca que respiro
esta noche como respiran los pinos
el vals de los planetas incansables,
no quiero alejarme nunca,
nunca de tu espacio, de tu silencio,
de tus alas y de ese reloj
que tu latido ha puesto en marcha
y es el límite de todos mis días.
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