La historia del sembrador

La maestra había entrado en la clase cinco minutos antes de que apareciesen los niños. Estaba triste. Triste no. Estaba muy triste. La llamada de los padres de Manuel le había dejado así. No tenía ganas de dar su clase de matemáticas. Hoy les contaría a los niños una historia. Una historia que le contó su padre aquel día que se fue su hermano.

Sonó la sirena y entraron los niños en clase. La maestra se levantó de su silla y comenzó a contarles una historia. Era la historia de un sembrador.

"Cada año, en primavera el sembrador sembraba trigo en su campo. Había guardado las semillas desde la última recolección. Le encantaba pensar cuanto fruto llevaban en su interior al caer en la tierra. Cada día cuidaba las espigas desde que empezaban a brotar. Primero verdes. Trigo verde. Luego amarillas. Trigo amarillo. Tan altas y hermosas. Desde lejos, a los caprichos del viento, parecía que ondeaban tan sólo por jugar. Al final de agosto, ya estaban maduras y el sembrador las recolectaba. Segaba las espigas y las llevaba a la era. Las trillaba. Separaba el grano de la espiga. Las espigas darían alimento a los animales durante el invierno y de las semillas obtendría la harina, tan necesaria para la vida de las personas. Pero no de todas. El sembrador elegía un grano de cada espiga. Eran los destinados a volver a la tierra".

Los niños atendían. A los niños de 7 años les gusta que les cuenten historias. Luego preguntaban: ¿Cuál es el grano elegido de cada espiga? ¿Por qué ese grano?

Pero la maestra no siempre tenía toda las respuestas.  

Entonces entró la directora del colegio. Tenía que dar una noticia a la clase. A toda la clase. Bueno a toda no. Había un niño que no estaba. Manuel llevaba un mes sin venir y los niños ya se había acostumbrado a ver su mesa vacía.

La directora empezó a hablar. La maestra miraba la mesa de Manuel.

A lo lejos, le pareció ver en la mesa de Manuel un hermoso y pequeño grano de trigo.

Dos versiones para una misma historia, en poesía y en prosa. Ambas son válidas. Original propuesta.

Saludos, Ulises.