Sin título

Mi mente inquieta revolotea
sobre los tejados del mundo,
las pieles curtidas y las
manos sangrantes,
sobre los ojos cerrados
y los cuerpos cansados.
Mi mente inquieta planea
sobre el desierto del hambre,
el mar en llamas, y el bosque
pintado en grises y mate.
Mi mente inquieta camina
por las calles oscuras,
los parques sin hojas,
y las plazas silenciosas
de voces y cantares.
Soy el que todo lo mira,
y observa.
El que lo oye todo,
y escucha.
El que tiende la mano,
y hace preguntas.
El que abre los ojos,
y obtiene respuestas.

Tiene ese aura misteriosa que lo hace atractivo. Creas atmósfera, y eso siempre es importante en poesía.

Saludos, Alberto.

Parecen tus versos una bella invocación al Altísimo en verdad quedan muy bien.
Saludos
Marina