Creo

Del viento que soplaba 
de espalda, aprendimos 
las ganas de vivir 
la vida tranquila.
Conocimos casi todas
las caras de la risa,
y algún que otro cenicero.


Descubrimos lugares 
que después fueron 
paisajes propios,
y probamos juntos
los pecados que habitan
en un solo beso.


Incluso a los ojos  
más secos,
supimos regarlos
con emociónes sinceras.


Hasta que de golpe un día
sin previo aviso,
como una gélida
e inoportuna noticia,
vino tu ausencia
y un largo camino
con la memoria embarrada,
la espesa niebla de una herida,
el silencio de las explicaciones,
y el tiempo que no garantiza
ninguna certeza.


Afortunadamente 
con mucho empeño, 
y con el esfuerzo lleno de paciencia,
como si de un oficio se tratase,
como si la vida dependiera de ello,
con la noche dispierta
y el encierro 
que nos obliga el invierno.


De esa manera, 
pareciendo más sencillo 
de lo que resulta,
aprendí la costumbre,
de empezar
a olvidarte.
__creo

"Conocimos casi todas
las caras de la risa,
y algún que otro cenicero."

Me ha gustado en especial este fragmento, así como también ese matiz de duda del último verso, y título del poema.

Casi todas las desgracias ocurren sin previo aviso.

Saludos, Roberto.

Gracias Óscar , tengo pocos poemas de desamor, quería probar

Roberto escribió:Del viento que soplaba 
de espalda, aprendimos 
las ganas de vivir 
la vida tranquila.
Conocimos casi todas
las caras de la risa,
y algún que otro cenicero.


Descubrimos lugares 
que después fueron 
paisajes propios,
y probamos juntos
los pecados que habitan
en un solo beso.


Incluso a los ojos  
más secos,
supimos regarlos
con emociónes sinceras.


Hasta que de golpe un día
sin previo aviso,
como una gélida
e inoportuna noticia,
vino tu ausencia
y un largo camino
con la memoria embarrada,
la espesa niebla de una herida,
el silencio de las explicaciones,
y el tiempo que no garantiza
ninguna certeza.


Afortunadamente 
con mucho empeño, 
y con el esfuerzo lleno de paciencia,
como si de un oficio se tratase,
como si la vida dependiera de ello,
con la noche dispierta
y el encierro 
que nos obliga el invierno.


De esa manera, 
pareciendo más sencillo 
de lo que resulta,
aprendí la costumbre,
de empezar
a olvidarte.
__creo

Muy bueno, y me encantan los últimos versos. Un saludo.

Muchas gracias Roberto, te mando un fuerte abrazo y te agradezco tu lectura