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La Brasa Amada
Vie Jul 09, 2021 2:59 am
Ella escucha aquellas palabras que envuelven su corazón en cariño y pasión, con un secreto con destino a su destrucción. El ardor de su piel la hace débil de sed de amar y querer. Mientras se confirma como un amor prohibido, el deseo que las décadas estén a su favor, permanece un sueño en el olvido. Su nacimiento fue normal, una saludable niña con amor esencial, sus padres le dieron la educación adecuada, con propósito de ser mujer ejemplar. Su niñez la enseño a jugar con muñecas, mientras que en su juventud los jovencitos rodeaban su presencia. Ella con toda normalidad de ser mujer, pretendía ser el orgullo de procrear y crecer. Su alma gemela le afirmo su decepción, aquella de jamás ser madre y esposa con apellido de honor. Mientras se derrumbaba lo que ella siempre ha creído, su alma gemela la esperaba con todo regocijo. Amor prohibido a la vista, alegadas impuras por la población, pecadoras en los ojos de la religión. Llegaron a aceptar todo lo que le traiga su locura, un pecado imperdonable, castigo con la muerte, sin fe que respalde. En el bosque responden a su llamado, con besos y abrazos apasionados, con versos de amor propio y caricias de hermosura. Se esconden entres los árboles para engañar a la llanura, y mientras su devoción se vuelve una adicta rutina, debilitando el secreto que permanece a escondidas.
Ella y ella se identifican como asta la muerte se lo impidan, porque su amor no discrimina género y nunca opinión, cueste sangre y dolor. Al ser sorprendidas, el azote y los insultos le provocan fuertes heridas, mientras de mano a mano aclaran todas especulaciones no respondidas. En el tiempo que el fuego ejecuta justicia, al momento de la verdad ellas permanecen unidas. Con sangre en sus rostros y pelo cortado, fijan sus miradas hacia el cielo, donde la hoguera representa el altar, y sus gritos de agonía gritan su amor más allá de la vida. Sus cenizas se imponen contra la naturaleza, envidiando por lo que tenían, e injustamente declarándolas procreativas. Mientras todo santuario niegan a conocer su legado, sus vidas reencarnan en infinitas historias de aquel amor odiado.
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