Tercio de Varas

Preámbulo

En las corridas de toros, actualmente, se les somete a los mismos a un encierro previo al ruedo donde se les golpea, deshidrata y provoca ardor. El día de la lidia, se les da muerte en tres tiempos, llamados: “Tercio de varas”, donde los picadores los hieren con puntillas; el segundo tercio es denominado “Tercio de Banderillas”, en el que los banderilleros “adornan” al toro con aproximadamente seis arpones de colores; el último tercio es el “Tercio de Muerte”, aquí el toro morirá desangrado, y en algunos casos asfixiado con su propia sangre. Finalmente su cuerpo a veces inerte, a veces aún con vida es arrastrado por la plaza ante la ovación del público.

Tercio de Varas

Arte, le dicen,
y te cubren los ojos para golpearte mejor
antes del ruedo
y te hacen lamer
la macabra iniquidad de sus botas de cuero
en la sala infeliz de tu tortura.

Arte que te den sulfatos
para deshidratar tu cuerpo malherido,
y te golpeen en la inocencia
hasta que te duela, incluso, tu propia sombra.

Arte que tus cuernos bellos sean recortados
que la daga del mundo hienda con su puntilla
esa herida que duele en la cultura
como el puñal que blande una civilización
en contra de sí misma.

Y te apagan los días
para que en completo desorden
con la confusión de un sol que hiere tus pupilas
luego del largo encierro de una noche infinita
te provoquen al trance final
cuando ya no eres dueño ni de tu propia voz
ni de tu último deseo.

En tu músculo hermoso caben todas las heridas
en tu nervio
todos los hombres van a ser nombrados.

Perdóname, quizás mi diccionario
no alcanza las palabras verdes de tu lengua
el llanto bravo de una fiesta
en la que celebramos el triunfo de la muerte.

Perdóname la espera de tu reloj de arena
roja como la pena de un sol agonizante,
el lento transcurrir de una faena
que llaga pelo a pelo tu cuerpo remendado
con la elegancia que finge el criminal
en la "valiente" cita de la muerte.

Tu mirada es la carne que supura a piel de alma
la pus doliente de una sociedad enferma,
tu mirada es la súplica de un dios
en el madero circular de la plaza.

"En tu músculo hermoso caben todas las heridas
en tu nervio
todos los hombres van a ser nombrados.

Perdóname, quizás mi diccionario
no alcanza las palabras verdes de tu lengua"

Me han fascinado estos versos. Han cambiado completamente de registro para abordar un tema social; eso sí, con tu habitual sensibilidad. A mí tampoco me gustan las corridas de toros. Vamos, que ni siquiera me gustan los encierros de San Fermín, que se celebran estos días. Una tradición no es buena ni se justifica por el simple hecho de ser antigua.

Abrazos faetónicos.

En Cataluña, de donde yo soy las corridas de toros son historia, están prohibidas, ya nadie puede regocijarse con la tortura de un animal, con su sufrimiento. Es una cuestión cultural creo, yo no entiendo de eso, no puede ver ningún arte, no hay arte ni deporte,ni lo veo como prueba de valor, es muy triste tener que demostrar el valor haciendo sufrir a un animal, eso no lo hacen ni los animales, yo sólo veo sangre, sufrimiento y tortura, incultura y excusarse en tradiciones para mostrar la cara más perversa del hombre, su completa barbarie, su falta de respeto por la vida.
Así que me gustó tu poema en el que uno se puede sentar a reflexionar, en el que se manifiesta tu amor hacia la vida. Un placer leerte.

Un gran abrazo.

_María

Marisol, suscribo lo que comentan los compañeros y me detengo en esto:

"tu mirada es la súplica de un dios
en el madero circular de la plaza."

Me parece una metáfora muy potente, maravillosa, un poema en sí misma.
Me ha impactado y te pido permiso para poner el poema en mi blog.

Saludos.

Óscar Bartolomé Poy escribió:"En tu músculo hermoso caben todas las heridas
en tu nervio
todos los hombres van a ser nombrados.

Perdóname, quizás mi diccionario
no alcanza las palabras verdes de tu lengua"

Me han fascinado estos versos. Han cambiado completamente de registro para abordar un tema social; eso sí, con tu habitual sensibilidad. A mí tampoco me gustan las corridas de toros. Vamos, que ni siquiera me gustan los encierros de San Fermín, que se celebran estos días. Una tradición no es buena ni se justifica por el simple hecho de ser antigua.

Abrazos faetónicos.

Así es, Óscar. Es incomprensible cómo en pleno siglo XXI seguimos conservando costumbres salvajes y sanguinarias con el pretexto de la tradición.

Abrazos trísticos.

María López escribió:En Cataluña, de donde yo soy las corridas de toros son historia, están prohibidas, ya nadie puede regocijarse con la tortura de un animal, con su sufrimiento. Es una cuestión cultural creo, yo no entiendo de eso, no puede ver ningún arte, no hay arte ni deporte,ni lo veo como prueba de valor, es muy triste tener que demostrar el valor haciendo sufrir a un animal, eso no lo hacen ni los animales, yo sólo veo sangre, sufrimiento y tortura, incultura y excusarse en tradiciones para mostrar la cara más perversa del hombre, su completa barbarie, su falta de respeto por la vida.
Así que me gustó tu poema en el que uno se puede sentar a reflexionar, en el que se manifiesta tu amor hacia la vida. Un placer leerte.

Un gran abrazo.

_María

Es increíble cómo en algunos lugares de España, de donde es originaria esta práctica, ya ha sido desterrada; sin embargo aquí, en Perú, se conserva a lo largo de todo el territorio.
Felicito tu forma de pensar y celebro que hayas tocado el respeto a la vida en tu comentario.

Un gran abrazo.

M.G.Hernández escribió:Marisol, suscribo lo que comentan los compañeros y me detengo en esto:

"tu mirada es la súplica de un dios
en el madero circular de la plaza."

Me parece una metáfora muy potente, maravillosa, un poema en sí misma.
Me ha impactado y te pido permiso para poner el poema en mi blog.

Saludos.

Mariano, me alegra que hayas disfrutado el poema. No necesitas pedirme permiso, soy yo la que me siento halagada con tu ofrecimiento.
Un gran abrazo.