Que daría yo por estar sobre tu pecho.

Que daría yo por estar sobre tu pecho.
Escuchar tu corazón andante,
dulce latido frutal, arrastrando
como vientos del sur mis melancólicos ojos,
desbordados, por las aguas del norte.
En cambio, aquí estoy, mirándote,
escuchándote, reconociendo la voz nacida
de la frágil fuente de tus labios primaverales.
Y esta mirada invernal, escuálido cielo infinito,
nublado y profundamente frío,
que cuando a ti te observa, tan bonita y tan lejos,
palidece y sufre como un triste enfermo.
¿Qué puedo hacer yo ahora?
Tan solo me queda decirte adiós,
pues posiblemente esto sea lo último
que tú me aceptes, y quizá,
lo último con lo que yo te recuerde.

Si es amor genuino, hallarás la voluntad para no decir adiós. Suerte !
abrezos

Unos versos en la línea de tus poemas románticos y melancólicos.

Creo que hay un error en el título, pues lo lógico sería: "Qué no daría yo por estar..."

Saludos, Roberto.