Casi suspirando

Casi suspirando te acomodas en mi pecho
y acostados en mi lecho yacemos relajados,
con los ojos bien cerrados recibimos la mañana
y abrazados en mi cama soñamos que nos queremos.
Extasiados mantendremos la quietud de esta utopía
que con sutil cortesía no nos quiere despertar,
un minuto se detiene al pasar y por la habitación camina,
el sol envidioso me ilumina porque yo te puedo abrazar.
El tiempo no quiso avanzar cuando miró para nuestro lado
y el mundo fustigado por la prisa matutina es ajeno a nuestra causa,
casi suspirando nos tomamos esta pausa para podernos mimar
y felices al rozar una mejilla con la otra el aire con amor se sofoca.
Una caricia se desboca dejándonos tiernamente agazapados
y como arbustos enmarañados las sabanas se nos despegan,
las cicatrices que doblegan el alma se van marchitando
y casi vagando no me avisas y te acomodas en mi pecho.
Sabe Dios cual es el trecho que hay entre tu pelo y la brisa,
por qué tu espalda armoniza con la poesía que hoy escribo,
por qué eres mi adjetivo y por qué nos vamos mimando
y casi, casi suspirando te acomodas en mi pecho.