Cuando me asalte el silencio

La quietud nunca es la misma,
dicen que nunca se está del todo preparado para la paz,
para retirarse a esa onírica floresta
que siempre espera al otro lado de la noche.
Sin embargo ni un ruido.
La enfermedad de los espejos no es ajena
tampoco sus temblores, que crecen aquí dentro,
ni su ausencia.
Un abrigo descansa sobre la cama,
deshecha, inacabada, como tantas otras cosas
propias de esos finales que llegan sin avisar.
Entonces un eco breve; las ventanas lo saben.
Y otra vez el silencio.
Apenas una luz, solitaria, dorando sus cobres
cubre la cama deshecha, los botones, bibelots
y el vientre que se ha quedado frío.
Una frase retumba en el aire: el polvo ha triunfado.
Remitirá la lluvia; las ventanas lo saben.
Quisieran proclamarlo, extremar el grito, ahogarse,
cubrirse de audibles instintos y voces y anuncios.
Sin embargo ni un ruido.
todo aquí sigue en su sitio, respetuoso, trágico.


Saliut.

Muy bellos tus versos, Saliut.
El silencio trae un eco distinto cuando todo es lo mismo y sin embargo, nada permanece.
Un gusto la lectura.
Un abrazo.

Muchas gracias por tu amable comentario Casandra. Precisamente un sentimiento muy parecido al que comentas con tu frase sobre el silencio fue lo que me animó a citar unos versos de Luis Rosales, del principio de su libro "La Casa Encencida", en el que escribe justo sobre ese tema.

Me alegra saber que te ha gustado.

Un abrazo.

Bello Poema.
Te Felicito

Muchas gracias Pilar, te agradezco el comentario.

Un saludo.

Muchas gracias Catalina, me alegro que te haya gustado.

Un saludo.

Muchas gracias Josefina.

Un abrazo

Estima Poeta : que maravilloso momento es el que describes, abstraerse hasta  poder apreciar todo lo que te rodea solo es propio de una observación muy sutil . Felicidades

Muchas gracias por tus palabras Alberto.

Un saludo.

¡Me ha gustado mucho, enhorabuena!

Muchas gracias por tu amable comentario Jose Antonio.

Saludos.