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Fecha de inscripción : 10/02/2023
José
Mar Mayo 30, 2023 3:12 pm
Mientras el sol lame mi sudor
en el banco de la plaza
con la apical aspereza
espesa y caliente de su sino
la piel se estira y ronronea.
A mi lado
como una sombra de otro sol
mi hermano
al que su memoria ha olvidado
aprehende un mundo nuevo
como un chico
mientras su risa franca e inocente
me lleva a nuestra infancia.
Dos buitres grandes
porque eso son los cóndores
majestuosos, sostienen un mástil
donde la bandera acaricia el aire con su cielo
y cada tanto giran la cabeza
para observar al que está atento a sus señales.
Un terrier
que ha sacado a pasear a su amo
se acerca al trote
como se acercan a los chicos
y se acuesta delante de José.
Entiende la inocencia y la llena con la suya
hasta que la caricia le devuelve el saludo
entonces se va; delante de un ladrido placentero.
Los árboles... la plaza es una casa llena de ellos
roban el sol mientras adumbran la pereza.
En un lago luminoso los amantes del Tai Chi quejan sus cuerpos
en el silencio musical que los pájaros escuchan.
Mientras geras dirige una orquesta de bisagras oxidadas
una voz me dice ¿vamos?
y me lleva a pasear sus laberintos
que siempre salen a su domicilio.
Marta; la que sostiene el pabilo por amor;
dejó el almuerzo.
Lentejas... lenteja... lo miro: rima
devoramos, sorbemos juntamos
nos reconocemos en la pitanza juvenil
el sabor
alumbra el
reconocimiento;
y su esperar áspero
del amor que se le pierde
y la memoria que lo olvida
preparam la vuelta del mismo día.
en el banco de la plaza
con la apical aspereza
espesa y caliente de su sino
la piel se estira y ronronea.
A mi lado
como una sombra de otro sol
mi hermano
al que su memoria ha olvidado
aprehende un mundo nuevo
como un chico
mientras su risa franca e inocente
me lleva a nuestra infancia.
Dos buitres grandes
porque eso son los cóndores
majestuosos, sostienen un mástil
donde la bandera acaricia el aire con su cielo
y cada tanto giran la cabeza
para observar al que está atento a sus señales.
Un terrier
que ha sacado a pasear a su amo
se acerca al trote
como se acercan a los chicos
y se acuesta delante de José.
Entiende la inocencia y la llena con la suya
hasta que la caricia le devuelve el saludo
entonces se va; delante de un ladrido placentero.
Los árboles... la plaza es una casa llena de ellos
roban el sol mientras adumbran la pereza.
En un lago luminoso los amantes del Tai Chi quejan sus cuerpos
en el silencio musical que los pájaros escuchan.
Mientras geras dirige una orquesta de bisagras oxidadas
una voz me dice ¿vamos?
y me lleva a pasear sus laberintos
que siempre salen a su domicilio.
Marta; la que sostiene el pabilo por amor;
dejó el almuerzo.
Lentejas... lenteja... lo miro: rima
devoramos, sorbemos juntamos
nos reconocemos en la pitanza juvenil
el sabor
alumbra el
reconocimiento;
y su esperar áspero
del amor que se le pierde
y la memoria que lo olvida
preparam la vuelta del mismo día.
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