Lluvia del mediodía-.

Quisiera hoy morirme
sobre la extensión definitiva
de tu cuerpo. Enlazado como
cumbre o huracán de alborotadas lluvias,
a tu nombre exacto.
A mis piernas, a mi abdomen, a mi vientre
incisivo, como golpe de incrédula bayoneta.
Resarcidos ya del espanto mediocre del día,
renacer entre telas vomitadas por el incendio.
Quisiera hoy morirme, sobre el cuerpo
que, como llama levemente me aproximas.
Y que llueva, llueva.
Como en un incierto desgarro
de naciones y pueblos. Porque,
sin dormir apenas, estoy muerto:
me estoy muriendo.

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Uno de los poemas más declaradamente románticos que te he leído. Creo que no es un registro muy frecuente en ti. Eros y Tánatos tan íntimamente ligados, pulsión de vida y muerte, como el fuego y la lluvia.

Saludos.

Sí, puede ser que al menos en apariencia, no sea tan clara mi manifestación amorosa. Por eso me gusta de cuando en cuando realizar estos poemitas de sesgo romántico. Gracias Óscar, y saludos!