Baluarte de la verdad

¿Quién se cree baluarte de la verdad
para establecer los límites de lo que es correcto?
Piensa que quizás primero fueron tus actos,
y luego creaste un canon moral
a tu medida  para justificarlos.

La injusticia siempre muestra su cara
amable ante la fuerza de los poderosos,
como peaje de algún vasallaje amistoso
que vomita hipócritamente
sobre la dignidad de los más débiles.

Y para guardar la compostura
ante aquellos a los que no se quiere desagradar,
enarbolan la bandera del cinismo ante sus ojos,
vendiéndoles a precio de oro
las bagatelas de sus oropeles.

Ay amigo, que según sea la luz con que te alumbres
resaltarán más o menos las manchas de tu vestido,
pero tu pecado seguirá siendo el mismo.

Aquí has cambiado completamente de registro para ofrecernos un poema crítico con la condición humana que invita a la reflexión. Es cierto lo que apuntas, un defecto muy común: primero actuamos y luego tratamos de justificar nuestros actos a la luz de nuestra conveniencia.

Me alegra verte de nuevo por aquí, Miguel Ángel. Un fuerte abrazo, amigo.

¿Quién se cree baluarte de la verdad

para poner los límites a lo correcto?

Piensa que quizás primero fueron tus actos,

y luego creaste un canon moral

a tu medida  para justificarlos.


Esta estrofa deberíamos llevarla todos como un post-it en la frente.
Es una verdad objetiva y absoluta.
Entender eso es la base de la tolerancia, un pilar esencial en las relaciones humanas, de la buena convivencia.
El mundo está lleno de gente empeñada en imponer su "verdad",
piensan que todo el mundo debe pensar como ellos, que sus valores son los mejores
y se pasan la vida intentando imponerlos a los que no piensan como ellos.


La injusticia siempre muestra su cara

amable sobre la fuerza de los poderosos,

como peaje de algún vasallaje amistoso

que vomita hipócritamente

sobre la dignidad de los más débiles.


Ahí estamos, los que tienen el norte retorcido suelen buscar el poder, viven en el miedo
y se generan su propia burbuja protectora caiga quien caiga, aunque sean millones.


Y para guardar la compostura

ante aquellos a los que no se quiere desagradar,

enarbolan la bandera del cinismo ante sus ojos,

vendiéndoles a precio de oro

las bagatelas de sus oropeles.


Ya lo creo, son unos artistas...


Ay amigo, que según sea la luz con que te alumbres

resaltarán más o menos las manchas de tu vestido,

pero tu pecado seguirá siendo el mismo.


Estoy pensando en un proyecto empresarial:

Inferno's airlines S.L.

¡Te forras!


Me ha encantado tu poema lleno de sabiduría y denuncia.
Estas cosas son las que yo quisiera escribir, pero creo que no me sale porque se me va el temple rápidamente con estas cosas, por eso ha sido un placer leerte, Miguel Ángel.

Saludos.

Es cierto lo que apuntas, Óscar, este es un poema diferente a los que suelo hacer. En verdad he actualizado parte de un escrito antiguo.

Gracias por la amable visita, amigo.
Un fuerte abrazo.

Hola, Mariano. Antes de nada agradecerte el tiempo que has dedicado al poema. También decirte que me he divertido con la ocurrencia de tus comentarios. El poema, aunque no sé si realmente lo es, pretendía lo que bien apuntas al final de tu nota, es decir, en parte es una denuncia, y, al mismo tiempo, una reflexión en voz alta sobre el comportamiento de algunas personas.

Un fuerte abrazo, amigo, y gracias de nuevo por tu tiempo y amabilidad.

Tu poema además de cumplir con la belleza que te sale natural en todos los escritos, hace mella, pincha y sangra en la función crítica que te has propuesto. Nada duele más que la verdad, más aun cuando se dice con esa contundencia. Cada palabra está llena de sabiduría.
Te lo aplaudo.

Qué decirte, Miguel Ángel, el poema me ha gustado mucho, dices verdades como puños y he podido constatar que las dices a la cara, no se puede pedir más.

Abrazo grande.

_María

Muchas gracias por tu tiempo y amable cometario, Marisol. Como ya comentaba antes, es un poema antiguo que he actualizado un poco. Es a la vez una crítica y una reflexión en voz alta. En la vida diaria no me gusta señalar a nadie, pero a veces no queda más remedio, por defensa propia me refiero. Tengo la costumbre de sopesar primero la validez de mis acciones antes de juzgar el comportamiento de otras personas.

Un fuerte abrazo.

Gracias por tu tiempo y por pasar a comentar, María.
Te mando un fuerte abrazo.