Senderos y ruido viejo

Caminos de hojarasca y tres libretas,
ruidos de velero,
pan de cereales y un estéril tratado de paz,
que firmamos sobre el paralelo treinta y ocho.
Las voces de los Gamonales ya no gritan,
las escucho reposadas, casi llenas,
no han perdido, sin embargo, color en su tormento,
ni cristales quebradizos, ni paisajes,
ni tus cinco lúnulas de viento.

Se ha marchado para siempre del sendero,
aquel anciano triste,
y el suero de los abrótanos marchitos.
Aquella oscura puerta de madera,
doce perros sin nombre,
un racimo de sarcasmo y montañas de granito.

Ahora que el silencio es transparente,
y que llueven en tu espalda caracoles,
que proteges en el hueco de tu jeme.
Ahora, que tus huellas se han borrado en la orilla de Isla Canela,
apareces,
y te vistes de fosfenos en mi noche.

"y te vistes de fosfenos en mi noche."

Gran final para un poema que se lee con fruición.

Saludos, saliut.

Muchas gracias por tu comentario, Óscar.

Saludos.

Me encantó.Un abrazo

Muchas gracias kin, me alegro.

Un saludo.

Un poema placentero de leer.

Se agradece tu comentario AN SEN.

Un saludo.