Carta a Naybe

Me quedan cinco minutos para el café
y moler varias muertes que de noche se han agrupado en mi cráneo.
Una maleta de herramientas nombra
lo que hace tiempo dejé de torturar: las piedras.
Me quedan cuatro minutos ya, y voy moliendo a la segunda
hecha de callos alargados
como una frontera cuya razón está olvidada.
Remuevo con la cucharilla las negras esferas de esclavitud.
Amor, aquí ha muerto gente, en cada sorbo.
Me has dicho que el café colombiano es de los mejores
y que eras para siempre.
Me convenzo que
las dos verdades, mezcladas, son una amarga hipocresía.
Me quedan un minuto y Tú
y en la taza príncipes de la escoria luchan por el trono.
En los bolsillos hay recuerdos que suenan a dinero
y otros pocos son de mi madre.
Tal vez te despiertes más tarde. Tal vez nuestra hija tiene un sueño
acerca de sus deditos.
Ya no te quiero, bien sabes
que aquella pintura roja que elegiste para la casa
y los maderos rojos del piso
eran para que nadie viera que nuestras sombras estaban sangrando.
A ella dile que no hay más respuestas a ese silencio interrogante
con el que no dejo de ser presente en su vida.
Dile eso, amor, que los padres no son cosa permanente
y ponle como ejemplo los leones que devoran a sus cachorros.
Me queda un minuto y Tú. Ya no te quiero, no ahora
y ahora es todo lo que tengo.
Estoy seguro que has encendido la tele.
Nuestra hija desayuna mientras los leones matan a sus crías.
En su retina brilla un germen de olvido por primera vez
y mucha crueldad, algo que empiezo a ser sin posibilidad de luchar contra ello.
Las trenzas de su cabello descienden mi alma al suelo,
todavía al suelo, allí donde empecé a probar el gusto de la muerte
en la persona amada.
Las trenzas de su cabello acarician mi alma y me conversan sus deditos,
me dicen que mientras haya uñas en su carne
siempre estaré a salvo del olvido. Y yo los creo
y termino el café y muelo
poemas y tabaco.
Por la ventana entra aire fresco de Holanda y Argentina y España. Entran serafines
y les enseño hablar ingles.
I love you, se dice i love you.

nota: es un poema antiguo, pero, por varias razones,  es el primero que quiero compartir, uno de los que más me representan.

"Ya no te quiero, no ahora
y ahora es todo lo que tengo."

Se nota que este poema pertenece a una etapa anterior de tu evolución como poeta, y, sin embargo, tiene todos los rasgos distintivos de tu poesía; a saber: la evocación dolorosa de la infancia, la soledad, el aislamiento, un desasosiego infinito que bordea la locura y la rutina (algo muy kafkiano, por cierto). Es menos simbólico que los poemas que te he leído hasta ahora, más próximos en el tiempo, pero tus versos respiran verdad y tragedia, o la tragedia de la verdad. Creo que aquí te desnudas, poéticamente hablando, y eso estremece hasta sensibilidad más dura e impenetrable. El final del poema, valga el comentario, introduce un nota fantástica y entrañable que conecta bien con ese cariño epistolar que le profesas a tu hija.

Un fuerte abrazo, Marius.

Sabes lo mucho que me gusta este poema, Marius, cuando lo leí estuve la mañana entera llorando...es de los poemas que no voy a olvidar nunca...y es tuyo, querido amigo.

Abrazo grande.

_María

Marius, tu poema me deja sin palabras, lo veo tan íntimo, tan profundo y tan trágico, que me invade un paralizante sentimiento de respeto. Es un poema que no se olvida. Este verso...: "En su retina brilla un germen de olvido por primera vez" es un pico en la frecuencia emotiva del poema.

Mis respetos, Marius. Un placer leer tu poema.

Maraius, es un poema muy personal, donde el desasosiego y el drama descubren los más hondos temores del hombre poeta. He disfrutado ese dolor tan humano y tan íntimo en cada verso y en cada imagen. Es un poema muy rico, te destaco:

"y moler varias muertes"
"Amor, aquí ha muerto gente, en cada sorbo. "
"Me has dicho que el café colombiano es de los mejores
y que eras para siempre.
Me convenzo que
las dos verdades, mezcladas, son una amarga hipocresía. "
"En los bolsillos hay recuerdos que suenan a dinero
y otros pocos son de mi madre. "
"que aquella pintura roja que elegiste para la casa
y los maderos rojos del piso
eran para que nadie viera que nuestras sombras estaban sangrando. "
"Me queda un minuto y Tú. Ya no te quiero, no ahora
y ahora es todo lo que tengo. "
"Nuestra hija desayuna mientras los leones matan a sus crías. "

Admirable.

No había tenido la ocasión de leer este poema tuyo, amigo Marius. Es estremecedor y bello en gran manera. Qué más se puede añadir cuando el autor se deja el alma sobre unas letras llenas de talento y sentimiento.

Ha sido un placer, amigo.
Fuerte abrazo.

Recupero este extraordinario poema del añorado Marius para que quien no haya tenido ocasión de leerlo pueda hacerlo ahora.

Se te echa de menos en el foro, amigo.

Uno de los mejores y más originales poetas que he leído: Marius Gabureanu.

Un poeta muy interesante, Marius, con un surrealismo muy personal y creativo. Tampoco publica desde hace tiempo en el foro de Alaire del que era asiduo. Un saludo, Óscar.

Un poema muy profundo, de muchos matices y de lo que supone el paso del tiempo, los sorbod de café, la memoria y sus laberintos, la verdad más personal de lo vivido.


Felicitaciones.



Saludos desde España.