- Óscar Bartolomé PoyFundador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañerosPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadMirmidónVeterano del foro
- Mensajes : 2796
Numen del poeta : 8447
Reputación : 152
Fecha de inscripción : 03/06/2015
Edad : 45
Localización : El Parnaso
Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi IV)
Mar Jun 09, 2015 5:41 pm
Los bastones y los conos son diacríticos, como el salitre de los labios. Grullas de origami peregrinan a mi costado como una lanza de luz. ¿Ves? Me quemo como una polilla en el fuego. (Like a moth to a flame.) Me apostillo en los bufones de las rocas. Retoño hibiscos en paredes desnudas. Aquí, en la penumbra del acantilado, crece el musgo y la ventisca, y mi cara se ilumina con el relámpago súbito de una ola. No hay memoria sin tiempo, ni sol sin soledad. Todo es efímero y venial, incluso los ramilletes de Alice.
Me fascina la mutación de los apóstrofes, la virgulilla de la eñe y desleír las propiedades del lenguaje en un magma primigenio y amorfo, como un cadáver en descomposición. Sé de la genética asociativa de la lengua, de su fonética astringente y su lógica estrechez, pero he aprendido a desentrañar su genoma de vocales y consonantes y ahora armonizo los hastiales del caos en cúpulas de vidrio. Sé cómo enlazar los dedos para crear una escalera y apretar con los pulgares la clara del huevo. Sé girar como un derviche y voltear los relámpagos violáceos en una doble hélice.
Mis letras son adúlteras y un tanto hippies. Practican el amor libre. Copulan unas con otras para pergeñar palabras. Se ayuntan y permutan en posturas acrobáticas. Es un espectáculo de la naturaleza contemplar su ritual de apareamiento. Parecen gatos encelados, Missie y Sometimes. Se arañan, se muerden, se montan. La mayor distinción que se les puede otorgar a mis bastardas palabras es la letra escarlata.
Qué placentero es acariciar el oleaje de tu voz en el ríspido acento de la galerna y susurrar tu nombre a la mar como cenizas de un lenguaje muerto. Qué gusto en aprehender la médula de una idea, aún bañada en líquido amniótico, y estrujarla hasta sacarle las letras, morder su pulpa fresca y moldearla (modelarla) en palabras con un soplo de alfarero. Soy un cazador de destellos, de alas fluorescentes, de máculas incandescentes; por eso tengo el tango ocelado.
Esta maleza de solecismos despereza mi perplejidad. Deshago la materia en franjas de luz verde coral. Polinizo páginas en blanco. Silabeo versos de amor. Acolcho el tictac del reloj con mi escrutinio de vida. Escribo silencios en calcetines de cuadros; buceo en la oscuridad diletante y azulina. Hago eclipses de sol en el ombligo de la luna. Biselo siluetas de pin-up en párpados cerrados. Encabezo mis cartas con anagramas y acertijos. (Todos irresolubles, como una partida de ajedrez con la muerte.)
Aletea tu nombre en mi vértigo con la promesa de un dios oscuro. En mi soledad errante y peregrina me parezco a esos vagabundos de estrellas que se buscan y sólo se encuentran en la sombra líquida de los árboles. Me despego del suelo sin desapego como una bota sin suela, claveteada en el barro, y bendigo la tierra con sabiduría druídica. Mis pies, cuando corren, son una combinación métrica, un ovillejo o un zéjel.
Un aleteo atolondrado, de murciélago, estría el cielo índigo como un rayo violeta engolado de luz. Mi instinto mueve la brújula hacia el tornado. Cuando llueve me complazco en quebrantar las nubes de perlas. Cuando llueve duermo como una bestia en un pajar. Escribo silencios dicientes en lenguas alófonas. Escribo diéresis en los claros de luna. Soy el silbido del miliciano abatido por un tiro y la bala que le derribó. Soy la primera letra de un alfabeto ciego, la suma de las partes del hombre inacabado, el alfa y el omega, el todo y la nada. Soy el onomástico de todos los que no nacieron o murieron antes de celebrar su primer aniversario. Soy una rueda sin radios, una ruta sin hoja, una pared sin pintura, un viaje sin destino, y pedaleo como un hombre desarraigado de piernas y brazos, más opaco y huidizo que su sombra. Soy un vampiro enamorado de la luz. Soy una canción de Morrissey.
Arte mudéjar en el lucernario, coches en calles peatonales y carritos de bebé. Con colirio en la fiambrera relleno las oquedades de mi ser. Suena el claxon. Se abre la puerta. Entra el verano atropellándose, atropellándome.
Sucedes en el interludio de un verano y seduces mis tinieblas con tu paisaje boreal. Me dices “Ohayô”, y pienso que no hay nada más sensual que una japonesa cantando en italiano. Me miro en tus ojos negros como la noche y veo un crepúsculo de falenas. Los pinzones arracimados en los brazos durmientes del ciprés hacen que sus hojas florezcan en invierno.
Me fascina la mutación de los apóstrofes, la virgulilla de la eñe y desleír las propiedades del lenguaje en un magma primigenio y amorfo, como un cadáver en descomposición. Sé de la genética asociativa de la lengua, de su fonética astringente y su lógica estrechez, pero he aprendido a desentrañar su genoma de vocales y consonantes y ahora armonizo los hastiales del caos en cúpulas de vidrio. Sé cómo enlazar los dedos para crear una escalera y apretar con los pulgares la clara del huevo. Sé girar como un derviche y voltear los relámpagos violáceos en una doble hélice.
Mis letras son adúlteras y un tanto hippies. Practican el amor libre. Copulan unas con otras para pergeñar palabras. Se ayuntan y permutan en posturas acrobáticas. Es un espectáculo de la naturaleza contemplar su ritual de apareamiento. Parecen gatos encelados, Missie y Sometimes. Se arañan, se muerden, se montan. La mayor distinción que se les puede otorgar a mis bastardas palabras es la letra escarlata.
Qué placentero es acariciar el oleaje de tu voz en el ríspido acento de la galerna y susurrar tu nombre a la mar como cenizas de un lenguaje muerto. Qué gusto en aprehender la médula de una idea, aún bañada en líquido amniótico, y estrujarla hasta sacarle las letras, morder su pulpa fresca y moldearla (modelarla) en palabras con un soplo de alfarero. Soy un cazador de destellos, de alas fluorescentes, de máculas incandescentes; por eso tengo el tango ocelado.
Esta maleza de solecismos despereza mi perplejidad. Deshago la materia en franjas de luz verde coral. Polinizo páginas en blanco. Silabeo versos de amor. Acolcho el tictac del reloj con mi escrutinio de vida. Escribo silencios en calcetines de cuadros; buceo en la oscuridad diletante y azulina. Hago eclipses de sol en el ombligo de la luna. Biselo siluetas de pin-up en párpados cerrados. Encabezo mis cartas con anagramas y acertijos. (Todos irresolubles, como una partida de ajedrez con la muerte.)
Aletea tu nombre en mi vértigo con la promesa de un dios oscuro. En mi soledad errante y peregrina me parezco a esos vagabundos de estrellas que se buscan y sólo se encuentran en la sombra líquida de los árboles. Me despego del suelo sin desapego como una bota sin suela, claveteada en el barro, y bendigo la tierra con sabiduría druídica. Mis pies, cuando corren, son una combinación métrica, un ovillejo o un zéjel.
Un aleteo atolondrado, de murciélago, estría el cielo índigo como un rayo violeta engolado de luz. Mi instinto mueve la brújula hacia el tornado. Cuando llueve me complazco en quebrantar las nubes de perlas. Cuando llueve duermo como una bestia en un pajar. Escribo silencios dicientes en lenguas alófonas. Escribo diéresis en los claros de luna. Soy el silbido del miliciano abatido por un tiro y la bala que le derribó. Soy la primera letra de un alfabeto ciego, la suma de las partes del hombre inacabado, el alfa y el omega, el todo y la nada. Soy el onomástico de todos los que no nacieron o murieron antes de celebrar su primer aniversario. Soy una rueda sin radios, una ruta sin hoja, una pared sin pintura, un viaje sin destino, y pedaleo como un hombre desarraigado de piernas y brazos, más opaco y huidizo que su sombra. Soy un vampiro enamorado de la luz. Soy una canción de Morrissey.
Arte mudéjar en el lucernario, coches en calles peatonales y carritos de bebé. Con colirio en la fiambrera relleno las oquedades de mi ser. Suena el claxon. Se abre la puerta. Entra el verano atropellándose, atropellándome.
Sucedes en el interludio de un verano y seduces mis tinieblas con tu paisaje boreal. Me dices “Ohayô”, y pienso que no hay nada más sensual que una japonesa cantando en italiano. Me miro en tus ojos negros como la noche y veo un crepúsculo de falenas. Los pinzones arracimados en los brazos durmientes del ciprés hacen que sus hojas florezcan en invierno.
_________________
Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
I loved you like the darkness loves the brightness of a dying star.
- María LópezPoeta DestacadoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroMirmidónVeterano del foro
- Mensajes : 209
Numen del poeta : 4267
Reputación : 4
Fecha de inscripción : 05/06/2015
Re: Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi IV)
Mar Jun 09, 2015 9:12 pm
En esta prosa poética consigues adictos, te manejas como pez en el agua, por esos derroteros oníricos, te zambulles a bucear y nos llevas abrazados, conteniendo el aliento, y pidiendo más. Muy bueno, Óscar.
Abrazos.
_María
Abrazos.
_María
_________________
La primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar.
Gastón Bachelar.
- Óscar Bartolomé PoyFundador del ParnasoGenerador de debatePremio a la participación activa en el foroInsignia de oroDistinción al poeta que obtiene el reconocimiento de los demás compañerosPopularidadGalardón al poeta cuyos temas gustan a la comunidadMirmidónVeterano del foro
- Mensajes : 2796
Numen del poeta : 8447
Reputación : 152
Fecha de inscripción : 03/06/2015
Edad : 45
Localización : El Parnaso
Re: Todas las chicas guapas saben cantar (Crisi IV)
Mar Jun 09, 2015 9:54 pm
María López escribió:En esta prosa poética consigues adictos, te manejas como pez en el agua, por esos derroteros oníricos, te zambulles a bucear y nos llevas abrazados, conteniendo el aliento, y pidiendo más. Muy bueno, Óscar.
Abrazos.
_María
Si te ha gustado esto, aún te queda mucho por disfrutar, pues es el tono imperante.
Muchos abrazos, María.
_________________
Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
I loved you like the darkness loves the brightness of a dying star.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.