Nadie-.

Nadie estirará los brazos
ocupando territorios explorados,
emitiendo sus destellos de brillante egolatría,
nadie. En su caballo radiante, la noche fabricó
su textura de muerte, los focos inundaban
las materias acuáticas y aciduladas.
Nadie, en sus líquidas manos, ofrecerá
apócrifas lamentaciones, tras el destierro
de las nieblas, donde estarás tú,
circunferencia de alabastro
sobre mesas marmóreas-.

Como contraste al otro poema, éste me ha parecido brillante. Ese segundo "nadie" lo introduces en el momento oportuno. El verso, la cadencia entera, lo demanda. Las pausas versales están muy bien medidas, y las metáforas y la adjetivación, precisas y preciosas. Este fragmento sobresale:

"En su caballo radiante, la noche fabricó
su textura de muerte, los focos inundaban
las materias acuáticas y aciduladas."

Mi enhorabuena, Bienve.

Gracias Óscar, por tu sincera opinión y enhorabuena, un saludo-.

Me gusta mucho, pero a veces hay metáforas que se me resisten, por ejemplo, una materia acuática y acidulada.

Gracias Pablo, quizás pretenda decir magma primordial, un saludo-.